Entonces...
Tengo esta fantasía.
Ya tengo el arma. O medio, o vehículo. Está guardado en una bolsa. Espero a que todos se duerman para hacerlo efectivo. Y muero. Y amanece mañana, 2 de enero, miércoles, me toca ir a hacer el mercado, pero no me despierto. Puede ser mi mamá o mi hermana la que me encuentra. Gritan, se jalan de los pelos.
Avisar a los conocidos. Velorio. Cremación (espero). Y luego meses de terapia y llanto.
Y luego, pasa. Aprenden a valorar más a la familia. Siguen con sus vidas, con un problema menos.
¿Alguien se dará cuenta de si no estoy? ¿Quién pensaría en mí? ¿A quién he tocado el alma?
Esta es la otra posibilidad:
Me encuentran en el interín y logran llevarme (mágicamente) a algún hospital. Encuentran la forma de estabilizarme.
Vuelven a ponerme bajo resguardo, con vigilancia las 24 horas. Me vuelven a tratar como a una niña, no puedo hacer nada ni ir a ningún sitio sola. Me quitan los beneficios que gané el año pasado, luego de meses de quejas. Pierdo la oportunidad de capacitarme. Me miran mal, con pena, con rencor, y me fuerzan a ir a terapia. Sin amigos. Sin amor.
Para que este segundo ciclo se repita.
Si lo hago, lo tengo que hacer bien, porque de lo contrario sí tengo que enfrentar las consecuencias.
Porque o lo hago bien y me voy, o me sigo quedando aquí, atascada.
No importa cuánto amor te den, cuántas horas de terapia recibas, qué tan bueno sea tu médico: igual recaes. Igual te duele respirar. Igual la tristeza no tiene fin, y el vacío te come. El miedo a fallar en la vida te inmoviliza, la pena de perder a quienes quieres te genera culpa, tus fracasos te hunden más. No te atreves a seguir intentando porque sabes que el resultado no va a estar a tu favor. Que hay más bajones que subidas, que nada es certero en este mundo porque hasta el amor más grande que sientes se termina acabando. O lo terminas decepcionando.
Qué difícil debe ser vivir con un zombie como yo. Lamento mucho que mi familia tenga que cargar conmigo.
Porque ese es mi destino: el de una persona que no tiene éxito porque es incapaz de tenerlo.
Feliz 2019 a todos.
Tengo esta fantasía.
Ya tengo el arma. O medio, o vehículo. Está guardado en una bolsa. Espero a que todos se duerman para hacerlo efectivo. Y muero. Y amanece mañana, 2 de enero, miércoles, me toca ir a hacer el mercado, pero no me despierto. Puede ser mi mamá o mi hermana la que me encuentra. Gritan, se jalan de los pelos.
Avisar a los conocidos. Velorio. Cremación (espero). Y luego meses de terapia y llanto.
Y luego, pasa. Aprenden a valorar más a la familia. Siguen con sus vidas, con un problema menos.
¿Alguien se dará cuenta de si no estoy? ¿Quién pensaría en mí? ¿A quién he tocado el alma?
Esta es la otra posibilidad:
Me encuentran en el interín y logran llevarme (mágicamente) a algún hospital. Encuentran la forma de estabilizarme.
Vuelven a ponerme bajo resguardo, con vigilancia las 24 horas. Me vuelven a tratar como a una niña, no puedo hacer nada ni ir a ningún sitio sola. Me quitan los beneficios que gané el año pasado, luego de meses de quejas. Pierdo la oportunidad de capacitarme. Me miran mal, con pena, con rencor, y me fuerzan a ir a terapia. Sin amigos. Sin amor.
Para que este segundo ciclo se repita.
Si lo hago, lo tengo que hacer bien, porque de lo contrario sí tengo que enfrentar las consecuencias.
Porque o lo hago bien y me voy, o me sigo quedando aquí, atascada.
No importa cuánto amor te den, cuántas horas de terapia recibas, qué tan bueno sea tu médico: igual recaes. Igual te duele respirar. Igual la tristeza no tiene fin, y el vacío te come. El miedo a fallar en la vida te inmoviliza, la pena de perder a quienes quieres te genera culpa, tus fracasos te hunden más. No te atreves a seguir intentando porque sabes que el resultado no va a estar a tu favor. Que hay más bajones que subidas, que nada es certero en este mundo porque hasta el amor más grande que sientes se termina acabando. O lo terminas decepcionando.
Qué difícil debe ser vivir con un zombie como yo. Lamento mucho que mi familia tenga que cargar conmigo.
Porque ese es mi destino: el de una persona que no tiene éxito porque es incapaz de tenerlo.
Feliz 2019 a todos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario