jueves, 31 de enero de 2019

Filósofa

Creo que sé cuál es mi problema. En todo.

Desde niña las cosas me han salido tan fácil que me he acostumbrado a no esforzarme por conseguirlas (exceptuando las cosas relacionadas con mi peso y mi salud mental, claro). Entonces, claro, mi tolerancia a la frustración es mínima. POR ENDE, es natural que me sienta impotente, frustrada y piense lo peor de mí cuando fallo. Porque claro, no lo hice bien, porque claro, no me esforcé ni me preparé.

Soy floja. Esa es la pura verdad, y quizás es mi peor defecto.

Si fuera por mí, estaría tirada en mi cama todo el día, sin comer, pensando y durmiendo. Mi mayor anhelo en la ida es no hacer nada porque me pesa todo.

¡Qué terrible!

Y si es verdad que la flojera lleva a la procrastinación, entonces soy doblemente floja: uno, porque no me da la gana de hacer las cosas, y dos porque cuando me da la gana las veo tan imposibles que me generan angustia o simplemente no sé cómo enfrentarlas y me quedo ahí, mirándolas y lamentando no ser capaz.

¿Cómo rayos arreglo este desastre?

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Una pregunta que he tenido hoy. Más filosófica. Verán, estoy muy activa en Instagram, viendo historias y posts de gente con situaciones similares y también sobre salud mental. Todo aporta a sentirme mejor.

De la conversación de ayer con Max y de las cosas que hablo con mi psicólogo sigo teniendo una pregunta cuya respuesta no termino de creer.

¿Por qué la vida es el mayor de los bienes? ¿Por qué lo más importante es existir?

Soy católica pero no practico, no creo en la iglesia ni enteramente en lo que dice la Biblia. Mis creencias se basan en la espiritualidad y cosas intangibles, y en esto está muy presente el concepto de Dios, reencarnación, almas y energía. Según la teoría que me han inculcado, la vida es el regalo más grande que La Fuente/El Universo/Dios nos ha dado, porque gracias a ella es que nosotros podemos experimentar y aprender, ergo evolucionar, ergo perfeccionarnos como espíritus, ergo volver a Él.

"Todos somos chispa divina", dice mi mamá. Entonces, quitarse la vida sería negar la divinidad que hay en mí, por lo tanto, negarle a Dios que se exprese a través de mi existencia, o sea, básicamente negarle a Él su existencia.

Pero la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma, y según mis aprendizajes, los que mueren por mano propia o están muy apegados a temas del mundo físico terminan en un umbral intermedio del que es muy casi imposible salir, por lo tanto, no es que "desaparezcan" del todo, sino que más bien se detienen en su proceso de evolución. Entonces, ¿de qué hablamos si aún así existe algún tipo de vida?

¡Ni muriendo físicamente te eliminas!

(Aquí mi cerebro me está mandando por una salida alterna: "Entonces no te queda nada más que arreglar las cosas y hacer de tu existencia lo más llevadera posible. Mejorar. Estar bien. Igual vas a existir, de tí depende cómo lo haces". Cerebro, no te pedí tu opinión, estoy tratando de buscarle el quinto pie al gato).

¿Por qué quiero volver a ser parte de Él? ¿Por qué debo permitir que La creación se exprese?

¿Quién soy yo para impedirlo? ¿Dios? (Bueno, sí, una infinitesimal parte de Él. Que se cree lo suficientemente importante. Como Lucifer. Ahhhh, voy entendiendo: el que se rebela, se va al Infierno. Esto es una dictadura).

Además, si lo más grande que nos ha dado Él aparte de la vida es el Libre Albedrío, ¿no estoy en mi derecho de usarlo si me mato? Porque si se trata de una libertad con condiciones, no es libertad per se (Encima te castigan haciéndote a un lado con los demás que sufren. La alegría está sobrevalorada. Eso es castigo por usar la libertad como quiero... ¿o es sólo la consecuencia de mis actos, porque hay reglas universales?)

Creo que estoy tratando de responder algo que sólo en el más allá voy a poder entender. Y eso.

"No todo debe tener una respuesta".
Quisiera morirme sólo para satisfacer mi curiosidad.
(¡Pero si ya has muerto y vuelto a la vida muchas veces! Probablemente muy dentro de tí sabes la respuesta sólo que, al estar viva en este cuerpo, por ley te la has olvidado. Confía y sigue viviendo, que cuando te toque sabrás)


Y para tí, que me lees: ¿por qué la vida es lo más importante que tenemos?


miércoles, 30 de enero de 2019

Conversaciones profundas

Mi mamá dice que nadie conoce a una persona con la que no ha compartido un vínculo antes, en otra vida. De hecho, esta madrugada estuve editando la entrevista que le hice (si no tuviera nuestros nombres en ella, pondría el link aquí) y en ella habla sobre el destino y el libre albedrío.

Toda la gente que conoces tiene un rol: karma, aprendizaje o dharma. Por ahí alguien que ni fu ni fa, pero por lo general estas tres cosas.

Karma si es que hay algo que reparar en esa relación.
Aprendizaje si es que esta persona ha sido escogida como maestro. Por ejemplo, yo aprendo mucho sobre la tolerancia, la paciencia, el expresar mis sentimientos y el aprender a poner límites con mi hermana.
Y dharma si es una persona con la que sólo ha habido una relación de amor y está para eso, dar amor. Como lo que había con El Mago en algún momento.

Bueno. Este post es para agradecerle a la vida por ponerme en el camino a un nuevo amigo. Se llama Max (o al menos eso dice su perfil), vive en USA pero entiende español porque nació en latinoamérica. Digan todos hola a Max. ¡Hola, Max!

Nos encontramos de casualidad en instagram, seguíamos usuarios en común así que empezamos a conversar porque había algo que compartimos: depresión y la anorexia. 

No sé quién es en la vida real porque él usa una cuenta alterna, pero he podido tener conversaciones profundas con él que me han ayudado a recordar cosas que hablo en terapia y conceptos que me han mantenido aquí, con vida, durante tiempo. Y que creo que no vendría nada mal dejar por escrito, como registro, como recordatorio. 

La conversa de hoy va más o menos así (estaba en inglés, y como entenderán, yo me entusiasmo hablando de temas que me interesan, así que al pobre no le permití explayarse mucho xD)


Max: ¿Cómo estás mentalmente hoy?

Cris: Hmmmm... Un poco culposa (me había comido un chocolate hacía horas y luego quedado dormida). Pero optimista. ¿Y tú?

Max: Yo bien, pensando en cómo sería mi vida sin Ana en mi cabeza. Incluso ahora que estoy comiendo bien. 

Cris: Hey, ¿has pensado en dejar de decir "Ana" y quizás mejor llamarlo por su nombre? así tu cerebro entiende mejor de lo que está hablando.

Max: Se me hace difícil. No sé si pueda en este momento. Se ha convertido en una entidad separada. Yo sé que es un tema de salud mental y que Ana no existe. Pero cuando realmente pienso acerca del tema, es como si esta cosa realmente estuviera ahí. 

Cris: Bueno, quizás ese es uno de los factores que hacen que te sientas mal cuando no haces lo que "ella" te ordena. No sé, se le puede callar.

Max: Yo lo siento más como algo que está conmigo, no soy como los otros anoréxicos que sienten que Ana les está dando órdenes o algo. Simplemente siento que está ahí conmigo, eso es todo. Sí, la callo a diario.

Cris: Pero la sientes sepaarada. No lo está, es tu cerebro.

Max: Sí, exactamente. i sé que estás en lo correcto, pero es difícil aceptarlo.

Cris: Jaja ok, ok, tómate tu tiempo :) Igual sólo estamos conversando. ¿Has intentado callarla con amor?

Max: ¿Con amor?

Cris: Sí, con amor. Tengo una teoría: la anorexia y la bulimia son monstruos creados por la falta de amor. La anorexia viene cuando estás lleno de sentimientos negativos y la bulimia cuando sientes que has explotado y necesitas llenar un vacío también creado por falta de amor. De otras personas y amor propio. Entonces... Intenté hablar con ellas. Las traté bien. No con odio ni disgusto ni ira, sino con comprensión, como tratarías a un niño. Porque es un(a) niñ@ haciendo pataleta. Pero tú eres el que está a cargo, eres el jefe. 

Max: ¿Y qué pasa si de alguna forma amas tu anorexia? ¿No hay también amor entre tú y tu TCA?

Cris: Es confort. Más que amor, es miedo de vivir sin eso. Es apego. De nuevo, como un niño. Estu niño interior, asustado. Entonces, si le hablas como si le hablaras a un niño, incluso visualizándolo, se convierte en eso y de alguna forma te empieza a obedecer. 

Max: ¡Sí! Exactamente, creo que es eso. Es difícil dejarlo ir incluso cuando estás comiendo apropiadamente y todo eso.

Cris: Claro, porque el niño está en control. Yo usaba esa estrategia en rehabilitación.

Max: Es un concepto interesante, entiendo. 

Me preguntó sobre lo peor que había estado y le conté a grandes rasgos mi proceso y mis vaivenes de peso con todo el espectro del TCA, y él me contó que sólo se restringía porque se le hacía mucho más fácil porque nunca siente hambre, así que seguía a la gente normal que almuerza y cena.

Cris: Mi terapeuta me dijo que nosotros desaprendemos las sensaciones de hambre y llenura. QUe de hecho sí las tenemos, pero que aprendemos a darles otro nombre o significado. Así que "tener hambre" no es cuando tu estómago ruge sino cuando casi te estás desmayando.

Max: Es cierto. Sentirse débil es horrible.

Cris: Sí, pero es estimulante. Te da una sensación de control, como una droga.

Max: ¿Te desmayabas mucho? Cierta vez pensé que literalmente me estaba muriendo de un ataque al corazón, fue horrible.

Cris: Bueno, dato curioso: nunca me he desmayado de verdad. Yo estudiaba medicina, así que sabía cómo maximizar mi pérdida de energía y cómo mantener a mi cerebro con la cantidad adecuada de glucosa para no desmayarme. Podía temblar, sudar, incluso verlo todo negro, pero nunca perdí la conciencia.

Max: Una vez, cuando estaba en mi peor peso, me levanté y mis piernas literalmente no funcionaban así que simplemente me caí al suelo. Lo que dices es bueno... o malo en realidad jaja.

Cris: Es malo. ¿Sabes por qué? Porque una parte de mí dice "No lo he experimentado aún. No he tenido una sonda nasogástrica, nunca he estado en un hospital por una emergencia relacionada con la anorexia, y nunca me he desmayado". Es retorcido.

Max: Ah, sí, me siento igual con lo de internarme. Mi terapeuta me dijo que me iba a mandar ahí y contarle a mis papás porque estaba asustado de tener problemas legales, porque pensaba que me iba a morir. Así que me asusté y me mejoré. Y ahora me siento mal porque nunca me interné. Retorcido.

Cris: ¡Son tan listos para manipularnos! Bueno, te puedo contar cómo es. Igual no tienes que internarte. Ayer escuché algo en la grabación que le hice a mi mamá. En una parte ella dijo "las almas no necesitan experimentar ser un asesino para saber que matar está mal". Trato de creer que no necesito experimentar la sonda o el desmayo para saber, pero... hay una parte masoquista en mí que dice "inténtalo". Y esa es una línea que no se debería cruzar. Bueno, lo del internamiento depende, porque hay sitios donde primero te fuerzan a alimentarte pero porque necesitan salvar tu cuerpo para que no te mueras. Yo experimenté que mientras mejor alimentada estaba, mejor entendía la información. Por eso es que puedes ver que las personas con bajo peso usualmente tienen más problemas, porque su cerebro de por sí está peleando por tener suficiente energía. "La comida es tu mejor medicina". Y por eso es que cuando estás en tratamiento y en un peso saludable extrañas ese empoderamiento que te da el hambre y el cuerpo pequeño, pero no los sentimientos de miserabilidad. Y es algo con lo que todo adicto debe pelear, si nos comparamos con adictos. La peor parte es que, mientras los adictos tienen que evitar sustancias, nosotros tenemos que comer TODOS LOS DÍAS porque es natural comer para sobrevivir (y no es natural meterse drogas para poder sentir algo).

Max: Recuerdo un día en particular. Estaba en el baño, llorando. Me sentía tan exhausto, ¿sabes? Ese día fue un punto de quiebre, estaba harto de esta porquería, y simplemente decidí volver lentamente a la normalidad. Mantenerme alejado de los sitios pro Ana, empezar mi terapia. Decidí que se lo daría todo a Ana o pelearía con ella, y peleé con ella. Recuerdo incluso haberle escrito una carta diciéndole que estaba listo para morir, en mi peor momento. Es como tú dices, ella era una persona de verdad para mí, una cosa real. 

Cris: ¿Y entonces?

Max: Entonces mi terapeuta prácticamente salvó mi vida.

Cris: ¡El Universo bendiga a los psicólogos!

Max: Disculpa que no te lo cuente bien y en orden, hay muchas partes que no recuerdo bien porque mi cerebro estaba muy confundido, básicamente por falta de alimento. 

Cris: Te quería preguntar... ¿Alguna vez has escrito tu historia? Me refiero a toooooooda tu historia de vida: qué piensas que desencadenó al monstruo, qué recuerdos tienes con él, qué pasó, qué te dijo la gente...

Max: Hmmmm no, no realmente. 

Cris: Bueno, no sé las implicancias para todos, pero a mí me reveló cosas. Quizás le puedes preguntar a tu terapeuta si es una buena idea hacerlo.

Max: ¿Sabes? Es una buena idea. Va a ser difícil porque como te dije esa época está medio borrosa, pero creo que me va a ayudar escribirlo todo, puede ayudar a ponerlo todo en el pasado, donde pertenece.

Cris: Oye, pero primero pregunta. Porque puede detonar recuerdos. Es difícil de hacer, pero sí, es muy terapéutico. 

Max: Sí, tiene sentido. Lo haré.

Cris: Ahora que lo pienso, mucha gente que está recuperándose cuenta su historia por internet. Quizás sus terapeutas les dijeron que lo hagan. Bueno, no importa, igual ten cuidado, es algo grande de hacer.

Luego empezamos a hablar sobre qué películas sobre anorexia y bulimia habíamos visto. Coincidimos en que es un interés morboso. "Hasta el hueso" ("To the bones") es una película que a ambos nos "triggereó". Hablamos de la glamorización de los TCA en la pantalla, de lo mucho que atrae a los jóvenes y a la gente que quiere recaer, hablamos también de "Inocencia interrumpida" ("Girl interrupted") y lo mucho que me recordaba al internamiento, y pasamos al tema de los sitios Pro Ana.

Max: Del el 2008 hasta ahora es totalmente diferente. Se ha convertido en algo menos intelectual y más como una etiqueta vacía. Al menos la gente que era pro ana trataba de encontrarle sentido al hecho de que uno puede dejar de comer hasta morir si quiere. Ahora sólo es un hashtag.

Cris: Ah, ya entendí. "Es un estilo de vida".

Max: Ahora son usualmente adolescentes que usan el hashtag pro ana y básicamente son wannabes. Tontas. ¡Me molestan tanto! Las odio con pasión.

Cris: Yo era bien activa en esos tiempos.

Max: Yo recuerdo haber conocido a la gente mas inteligente en la comunidad pro ana, incluso cuando eso en lo que creíamos era tonto.

Cris: Yo solía decir "he estado 8-9 años en esto, tú sólo tienes 2 meses, sal de aquí lo más rápido que puedas, Yo no tengo cura, tú sí, sálvate".

Max: Jajaja sí, yo también.

Cris: Ugh, también discutía con las pro ana. Era divertido verme, súper metida, sin saber nada sobre recuperación y aún así escuchando, dando consejos y tratando de convencer a las pro ana de salir de ahí.

Max: Todo el asunto del "derecho a decidir morir de hambre" es interesante. ¿Realmente estás escogiendo si estás enfermo mentalmente?

Cris: ¡Acabo de hablar de eso con mi mamá! Bueno, no exactamente. Yo creo que ese es el punto. No estás pensando bien, estás enfermo, por lo tanto no puedes tomar decisiones. Y sí, la parte que está escogiendo es sólo la parte asustada del cerebro, la que está en la zona de confort. Esa que no ve todo el panorama porque no lo conoce. Entonces no, no estás escogiendo.

Max: ¿Sabes qué le diría a alguien que me da ese argumento?

Cris: ¿Qué?

Max: Mejórate, pónte bien, y si aún así quieres morirte de hambre, adelante. El 99% de las veces no volverían.

Cris: Ese es el tema en mi terapia actualmente. Exactamente ese. Porque yo estaba bien. ¿Por qué quiero estar mal de nuevo? Lo estoy descubriendo. Me gusta el drama, o es por aburrimiento, glamorización, desesperación, soledad, aún no lo sé. Pero aún tengo esos debates con mi terapeuta. Una vez casi lo dejé sin respuesta. Lo único que hizo que me calle fue cuando me dijo "nosotros somos animales, y ningún animal se suicida a menos que esté enfermo. Sólo entonces se dejan morir". Así que me aferré a ese punto y le dije "Bueno, y no tengo esperanza, siempre voy a ser así", y me dijo "nada es linear. Puedes estar mejor y entonces pensar mejor". No me estoy muriendo, no necesito la eutanasia.

Max: ¿Cuál sería tu mejor argumento para volver a la anorexia?

Cris: Mi mejor argumento... "Yo tengo derecho porque soy adulta, porque sé cómo es estar bien y ya no quiero". Pero luego me preguntaría qué está mal, lo resolvería, y ya no tendría otro argumento más que "porque quiero". Y eso es adicción. Y ya había llegado a un acuerdo con mi adicción al drama.

Max: Es interesante que hayas dicho que sabes cómo es estar bien y que no quieres. Es poderoso.

Cris: Es que simplemente necesito drama. Es todo el asunto. Pero creo que no estaba pensando bien.

Max: Quizás podrías reemplazar el drama con otra cosa. Quizás cuando estés mejor puedes encontrar aventuras por ahí. ¡Viajar, trabajar, cualquier cosa!

Cris: ¡Exactamente! O sea, 1. Me enfoco en el drama (en el dolor) cuando algo me molesta. Así que es posible sentirme bien de nuevo arreglando el asunto. 2. TODOS, sólo porque somos seres humanos, sentimos qué está bien y qué no. Si le das el significado de sentirse bien al sentirse mal, no es natural. Porque TODOS tendemos a buscar el placer y el bienestar. Yo pienso que mi bienestar está en no estar bien, y eso está equivocado. Entonces debería buscar mi bienestar en las cosas buenas de la vida. Darle un sentido a la vida mientras la vivo, en vez de buscar el sentido de la vida para vivirla. 

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Gracias, Max, por hacerme pensar. Conversar contigo también es terapéutico. De hecho, por eso se hacen sesiones grupales, porque se aprende mucho de las experiencias y pensamientos de otros que pasan por situaciones similares y te cuestionan. Este chico es inteligente. Me cae bien, y me ha dicho que también le ayuda conversar conmigo :)

Así que, señores, el asunto está en mi actitud.

Esa de la cual me habló hoy también otra persona, el Pana. Él es uno de los que están en la capacitación y también lo llevé a que trabaje en el show. Me preguntó si me pasaba algo porque me notaba rara y decaída. OBVIAMENTE no podía decirle todo lo que ha pasado desde noviembre (que no es mucho pero pesa un montón). Así que le dije que me sentía incómoda porque no soy muy buena en la capacitación pero que ya estaba tomando cartas en el asunto y sólo debía esforzarme. Me dijo que sí soy buena pero que me estoy tomando a mal las críticas y que debería usarlas para crecer. Que él también es super perfeccionista pero que si se tomara en serio lo que le dicen se iría llorando y pensaría mal de él, y así uno se bloquea. Que en el show soy otra persona, y que podía ser así en la capacitación. Que sólo me divierta, porque se nota que me gusta lo que estamos haciendo.

"Esfuérzate, pon de tu parte, cambia tu actitud, enfócate en lo positivo, suéltate, deja de tomarte las cosas tan en serio"... ¡CAMBIA!

Qué fácil suena ¬¬

Bueno. Supongo que pasito a pasito. Día a día. Situación por situación, pensamiento por pensamiento, decidiendo lo desconocido, incómodo y positivo en vez de lo desconocido, cómodo y negativo.

martes, 29 de enero de 2019

Eos Mar

O sea, viento y mar.

Tonterías, digo.

Ayer fue uno de esos días que provoca borrar de lo mal que la hiciste, la culpa que sentiste y lo poco que avanzaste en tus metas (en este caso, tareas).

Así que hoy me propuse terminar mi trabajo final de un curso en una noche.

Una.

Noche.

Típico.

El asunto es que no sé si sea porque veo la tarea como imposible o si es porque realmente es demasiado, o si no tiene nada que ver con la tarea y más con los medicamentos que he tomado para el dolor, pero todo el día me he sentido mareada.

Desperté bien, casi sin sueño, nada normal en mí. Ya desde ahí debí haber supuesto que algo raro iba a pasar. Estuve algo adolorida en la capacitación, así que me tomé mi pastillita del mediodía y PLOP, creo que se me bajó la presión. Traté de no hacerle caso, incluso me fui a grabar a otro sitio, pero estaba con tanto malestar y mareo que hasta me tuve que recostar y pedir algodón con alcohol. Y no regresé a clases, sino que me fui a mi casa a descansar. 


via GIPHY

Dormí toda la tarde, y aquí estoy, menos mareada pero aún acongojada, tratando de concentrarme en mis tareas.

Cero reflexiones para hoy, que mi cerebro no da ni con la vida misma.
Lo siento, ando hueca de contenido.

Aunque algo sí podría decir: he vuelto a integrar los dulces a mi vida.
Y no tengo tanta culpa.

Episodio de restricción extrema de diciembre: las sensaciones que me dejaste han sido suplantadas nuevamente por el chip saludable de "hay que comer". Igual quiero hacer dieta e igual me vigilan en mi casa para que coma más. Pero la culpa y la necesidad de restringir están disminuyendo. Tomémoslo como una mini victoria de la vida. Yay.

lunes, 28 de enero de 2019

Pro cras tina ción


Es

que

hoy

me

la

he

pasa

do

dur


mien
do.

Y

viendo

re

des

so
cia


les.

Fuera de bromas, hoy ha sido un día de full distracción.

No he tenido ganas ni cabeza para hacer nada.

He estado muy metida en Instagram, respondiendo historias y comentando cosas.

Y no he avazado mi tarea. Me ha dado la flojera de la vida, en parte porque la "tenía" que hacer con un programa que simplemente no domino.

Y ahora no tengo tiempo porque la debo entregar el miércoles, así que la haré con el programa que sí sé usar. Y no será de la calidad a la que apunto. Pero al menos cumpliré.

Eso      me    pasa        por              F    L     OOOO    J     AAA     ! ! ! !


(Es eso, o es el efecto secundario del Tramal que me inyecté anoche y que debo seguir poniéndome hasta mañana. Dios se apiade de los que consumen opiáceos).

domingo, 27 de enero de 2019

Día 22 de 1000

Son las 3 de la mañana. De nuevo, no sé cuándo podré dormirme antes de la medianoche.

El post de ayer lo escribí con un ojo abierto, me estaba durmiendo. Disculpen la manera.

Ha sido un fin de semana bonito de no ser por la bendita costilla que me ha tenido medio limitada. El dolor no es demasiado intenso pero sí me fastidia constantemente, así que debo andar con cuidado.

Ayer sábado tuve terapia con mi psicólogo y fue interesante. Básicamente habló sobre teorías que tiene sobre mí, de la importancia que le doy a lo que los demás piensan de mí, de lo dura que soy conmigo misma, de mi facilidad para tener las de perder en cuanto a autoestima, de mis patrones aprendidos, de mi dependencia emocional con mis parejas y de mi flojera. Es curioso: empiezo a pensar que me cuesta practicar/ensayar/prepararme porque estoy acostumbrada a que las cosas me salgan bien casi sin esfuerzo. Por lo tanto no me gusta esforzarme. Por lo tanto no me va tan bien en la capacitación.

No hablamos de comida.

En la noche vinieron dos de mis tres amigos a cuidarme. Bueno, una a cuidarme y el otro a ser cuidado porque estaba con resaca. La pasamos bonito, exceptuando la parte en que empezamos a leer los mails de El Mago y no paraban de reír. A mí me daba pena él, porque exponía sus sentimientos con franqueza y no sólo recibió burlas de los que se enteraron, sino un rechazo fehaciente de mi parte. Juro que pienso en él y siento culpa, como si lo hubiera matado.

Ayer tuve show, y hoy también. Todo estuvo bien, salvo que hoy comí varios sanguchitos y un poco de torta, y aunque el nivel de culpa no es tan alto, sí me he preocupado porque con esto de la costilla no puedo hacer ejercicios, como quería. Bueno, igual ando tan cansada y ocupada luego de las clases que en realidad sólo me provoca tirarme en mi cama a dormir hasta el día siguiente.

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Olvidé comentar el viernes que, en mi visita a la clínica, ví de lejos al hombre con el que me voy a casar. HE DICHO.

¿Cómo lo sé? porque pedí una señal. Sé que es doctor, más alto que yo, castaño y me imagino que buena onda. De lo contrario no me casaría con él.

Sigo hablando con mi amigo virtual. Es bonito sentirse acompañada.

sábado, 26 de enero de 2019

viernes, 25 de enero de 2019

Rota

¿Recuerdan el golpe que me di en las costillas?

Bueno. El dolor no pasó nunca. No tengo un gran moretón pero me duele mucho la zona y me cuesta hacer movimientos y respirar hondo, así que hoy fui al doctor.

Tengo una fisura en la octava costilla derecha.

G E N I A L.

Obviar mi seno, por favor.

Así que nada, el doctor me ha prescrito pastillas, reposo y dormir semi sentada. Tengo descanso médico por 16 días y considera que en mes y medio dejaré de tener síntomas.
Hay movimientos que me duelen, pero el dolor es más circunstancial, felizmente. No voy a poder trabajar mucho y tengo la excusa perfecta para faltar a clases y dormir 😈.

Hablando de las clases, hoy se portaron todos lindis conmigo porque vieron que me fui del salón a la clínica. Ahí sí, ¿no?

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Básicamente he dormido toda la tarde, estaba muy cansada (no sé por qué) y me habían puesto una inyección para el dolor así que me vino bien.

Y quería comentar que he hecho un nuevo amigo. Vía Instagram.

Nos conocimos de hecho porque compartimos la anorexia y la depresión. Es paja hablar con alguien que está pasando por lo mismo y no trata de curarte sino que te da ánimos desde su lugar y ENTIENDE lo que sientes. Sin pedirte esfuerzos y sin juzgar.

Recién nos estamos conociendo, pero todo bien, porque es extranjero, vive en otro país y habla otro idioma.

Me mandó un texto que escribió sobre su TCA. Y nos pasan cosas similares.
¿Quién soy si no tengo anorexia? ¿Si no ayuno los 365 días del año durante muchos años significa que no estoy suficientemente enfermo? Si me río, salgo, trabajo y funciono relativamente bien, ¿significa que estoy loco por sentirme triste?

No. Estas cosas no son lineares. Hay épocas de altos y épocas de bajones. No, no somos un diagnóstico, somos humanos. Sí, a veces pensamos que somos seres llenos de oscuridad, pero lo que sucede es que en realidad somos ambas cosas, luz y sombra, y a veces la sombra se apodera de todo, al punto de que te hace creer que la muerte es lo mejor.

Todos somos luz y sombra. Todos tenemos ese lado que nos lleva a generar dolor, sea a alguien más o a nosotros mismos. Y todos tenemos la capacidad y responsabilidad de hacernos cargo de esa sombra. Y para eso hay que ser conscientes de que existe, que es parte de nosotros y abrazarla como tal. Sólo así logramos contenerla: al fin y al cabo, la sombra no es nada más que falta de amor, y eso es lo que busca.





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Tengo menos miedo de comer. Estoy engordando, y me estoy resignando a tirar por la basura todo mi esfuerzo. Bueno, medio resignando, pero es que en realidad no me queda de otra, de nuevo. Grrrr.

jueves, 24 de enero de 2019

Susceptibilidad

En comparación con ayer, hoy fue un día menos llevadero. No al punto de Noviembre, pero sí lo suficiente como para ponerme a llorar dos veces en el baño. D O S.

¿Qué onda?

Pues que no entiendo las cosas. No sirvo para el mundo real, el mundo competitivo y duro que el resto de seres humanos normales transitan y disfrutan. Se me hace muy difícil en este momento recibir críticas, tanto las constructivas como las no tanto.

Y es que los comentarios que hacen sobre mí me generan mucha rabia, ansiedad, y tristeza. Me refuerzan mi creencia de ser rara, de no pertenecer, de que se equivocaron al escogerme y que no valgo tanto porque no lo hago bien.

En la mañana recibí un feedback duro de la profesora invitada. Sólo a mí, al resto le fue bien. Prácticamente fue un "no sirves para esto". ¿Entonces qué hago ahí? ¿Por qué me empecino tanto en segur esta capacitación si se nota que en la práctica no es lo mío, no está en mí?

Consideré seriamente hablar con la gestora del proyecto para decirle que lo mejor iba a ser dar un paso al costado porque no estaba rindiendo como se esperaba. Y luego recordé que yo escogí esto porque es de las pocas cosas en las que veo un futuro. No sé si en esta área específica, pero sí en esta rama de mi carrera. Y también recordé que me va a servir para futura referencias y, así no me contraten, aprenderé mucho y estaré mejor preparada.

Así que sí, decidí seguir el camino masoquista.

Porque la sigo pasando mal.

¿Alguna vez les ha pasado que están en un grupo y a la gente le molesta que tú hables?

Bueno, eso me pasa a cada rato. Ponen los ojos en blanco, suspiran como resignándose a mis intervenciones, hablan cuando yo estoy hablando y si yo no les dirijo la palabra, no me incluyen. De hecho, ayer me enteré de casualidad de que han hecho un grupo de whatsapp sin mí. Eso lo hicieron la primera semana entre todos menos uno de los chicos que al principio les parecía pesado, y ahora han creado un nuevo grupo en el que no estoy yo. Están cerrando la argolla.

Mi psicólogo me dijo (creo que medio en broma) que si tuviera que compartir clases conmigo, le caería mal. Y tiene razón, no lo culpo.

Tenemos un profesor para el que suelo tener las respuestas correctas y hace diferencias entre yo y el resto de la clase. Y es muy incómodo. Entiendo que quiere reforzar mi autoconfianza, pero está generando peor ambiente entre mis compañeros y yo, porque cada felicitación hacia mí es una mirada de descontento, un "otra vez" de alguien, un suspiro... Cuando felicitan a alguien del resto, todos aplauden y se alegran. Pero si es a mí, normalmente cae pesado.

Hoy volví a tener un intercambio de palabras con la chica que me calló la semana asada, pero me rendí. No traté de defenderme. Hicimos un ejercicio que luego empezamos a corregir. Debo admitir que tengo cierta facilidad con los sonidos y detecto cosas que la mayoría no, así que a la hora de corregir mi intervención (todas estaban grabadas), pausaba el audio a cada rato para corregirme. No sé por qué eso les molestó. No entiendo, el plan era notar las palabras mal pronunciadas y decirlas bien luego, y yo no abro mucho la boca para hablar por flojera y porque hablo poco así que tenía material para volver a pronunciar. Pero eso cayó mal al salón y empezaron los comentarios. Hasta ese momento mi profesor me estuvo pidiendo que le ayude a detectar fallas de los demás, así que lo tomé en serio e intervine quizás más de la cuenta o de lo que al resto le parecía adecuado. Craso error, porque esta chica me sacó en cara que yo "la había interrumpido" o algo así, y por eso ella me interrumpía en esta ocasión, "ella ha hablado cuando yo estaba hablando así que me toca a mí decir lo que pienso", dijo. Caray, hubiera grabado la clase para acordarme, porque la verdad no sé a qué se refería, pero entendí que era momento de callarme. El punto es que me harté de que hagan más notorio lo inadecuada que soy y le pedí a profesor que por favor no hiciera más diferencias. Creo que se dio cuenta de mi incomodidad porque busqué excusas para no intervenir más.

Obvio, lloré después de eso.

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Llegué a mi casa exhausta, directo a dormir, porque siento que no he descansado bien estos días, más el dolor del golpe de ayer en las costillas, más dolor muscular en brazos y espalda. Me despertaron porque mi hermano nos había invitado a cenar en su casa. Bueno, fue idea de su enamorada, nos quería agasajar.

Había de cenar verduras con queso, así que no tuve casi problema para comer, excepto por la ansiedad de hacerlo en público y porque bueno, es comida, había queso y un pastel del que comí un pedazo razonable. Pensé en vomitar, pero no lo tomé como posibilidad seria.

La pasé bonito, de no ser porque, para variar, dije algo "incorrecto" y mi hermano puso los ojos en blanco. Pero esta vez no me quedé callada, le dije "tengo suficiente con que me pongan los ojos en blanco en la capacitación como para que tú también lo hagas", y se me salieron un par de lágrimas así que me fui al baño. Después me pidió perdón, pero la verdad entiendo. Debo ser realmente una pesada. Además no tengo muchas ganas de acercarme a él, uno, porque la última vez que lo vi estaba molesto conmigo y no quería ni acercárseme ni hablarme, y dos, porque al parecer colgué en Instagram un video en el que se escuchaba de fondo y lejos una conversación que a mí me pareció normal y hasta divertida pero que no le gustó que fuera compartida. Supongo que por el qué dirán. Supongo que cuida su imagen en redes sociales, y la conversación era básicamente bromas hacia él. A mí me pareció divertido. Pero al parecer, para variar, mis gustos difieren de los del resto. Veo el mundo diferente. Soy diferente. Y no encajo ni en mi familia.

Sorry, hoy me siento una completa extraña en el mundo, buscando a alguien que me tolere y me de cariño.

Mi verdadero yo.


miércoles, 23 de enero de 2019

Sacudirse el polvo

Hoy sí escribo rápido y desde mi celular así que disculpen si hay palabras raras por el autocorrector.

Ha sido un día bonito, me he reído y compartido con los chicos de la capacitación (porque estuve disfrazada), hice show y me caí en plena canción pero me paré triunfante, comí con mmá gusto y menos culpa que la semana pasada y vi de nuevo a mi mejor amigo un ratito.

Algo curioso que pasó es que me llamó la mamá de una chica que conozco hace años y me pidio consejo porque la chica está mostrando signos de anorexia. Fui el burro hablando de orejas, pero me sentí bien guiándola para que se prepare para este pedregoso camino. Le recomendé el único sitio que conozco (donde llevé mi tratamiento) y ojalá la orienten pronto.

Mi mamá me regañó por no reportarme pero es que estuve bien ocupada y no le veo la necesidad de andar diciéndole y mandando foto de dónde estoy si seque no me va a pasar nada. No lo se, lo de hace unas semanas parece un bache mas que una recaída.

Veremos qué pienso mañana.

Por lo pronto, hoy he estado también especialmente torpe, le tiré un codazo a mi mi compañera de show, casi voto a un niño de un empujón y para colmo me golpeé las costillas con la punta de una baranda, así que estoy toda adolorida. Si mañana no amanezco mejor, al doctor, no vaya a ser una fisura.

Hoy mi exposición salió bien. Era sobre K-Pop, e investigué mucho. Mi conclusión es que todo arte es bienvenido mientras sea orgánico y toda cultura enriquece la ya existente; que manejar todos los aspectos de un artista le quita individualidad y autenticidad, y que me da pena que Corea esté tratando de conquistar el mundo de esta forma porque lo peor es que es un forma entretenida de conquista. Para más referencias, les sugiero que busquen el vídeo vídeo dedicado al K-Pop del Youtuber y músico colombiano Alvinsch. Para mí es un genio y me da mucha risa.

Hasta mañana :)


martes, 22 de enero de 2019

Estoy muy cansada. Hoy y mañana son días densos, de mucho trabajo.

Hoy fui a clases con un vestido lindo que me compré y resulta que la tela cede, así que me queda más grande que la última vez que lo usé (que fue el sábado). Lo cual significa que se me ve mas de lo que me gusta mostrar. Además se usa sin sostén, porque se nota por el corte del vestido, así que hoy me uní al movimiento #FreeTheNipple :P

Las clases estuvieron intensas. Me criticaron un montón mi participación en la primera, fui la que peor lo hizo, y básicamente por nervios. En la segunda clase nos pidieron que contáramos historias, y como la mayoría que tengo son fuertes o tristes y tengo pocas anécdotas chistosas en un lugar fácilmente accesible de mi cerebro, no se me ocurrió nada más que contar sobre mi fugaz amorío con el último chico con el que salí. Todos se jalaban de los pelos por los errores que cometí y por la actitud del susodicho, que la verdad se portó feo conmigo.

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He creado una cuenta de instagram para este blog, en el que posteo las cosas que realmente me pasan por la cabeza y nunca me atreví a compartir, como imágenes de mi cuerpo o pensamientos negativos. Compartir eso con la gente que me conoce me haría ganar cierta reputación que no quiero tener con ellos, en cambio, con extraños es más fácil. En algún momento me encontrarán y descubrirán mis imágenes y comentarios sobre la vida y la comida (que en realidad son bastante moderados) y la gente sabrá lo que pasa por mi cabeza. Hasta que llegue el momento de la apertura con el mundo, me siento cómoda así y revisando otros casos tanto de gente que anda mal como de gente en recuperación, así como yo.

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Lo dejo acá, porque tengo que hacer una exposición de nuevo y tengo muchísimo sueño. Y mañana tengo que despertar más temprano que de costumbre.

Me espera un día bien largo, pero espero postear alguna reflexión interesante.

lunes, 21 de enero de 2019

Psiquiátrica

Desde que volví de vacaciones, todos los días "voy a dormir temprano", pero me quedo haciendo tonterías en el celular.

Redes sociales del mal ¬¬

Tenía un buen tema para hablar hoy. Eso me pasa por no anotar.

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Nada, que "me olvidé" medio a propósito de mi almuerzo y tuve que regresar a mi casa a comer porque mi mamá se dio cuenta. Totally worth it, porque me gustó lo que comí.

Y después me sentí super mal.

Es que como me duermo tarde, me cuesta despertarme, y esta vez se me pasó mucho la hora, y no me hice tiempo para preparar mi tapper para llevar. Estaba más preocupada por mi exposición en clase. Con las justas desayuné (siempre muy a mi pesar).

Almorcé hamburguesa de lentejas. El sabor me recordó mucho a una que comía hace años en un restaurante de ensaladas que ya cerró y la comía con mucho gusto. Por eso la disfruté más que otras comidas que he tenido en días o semanas. Terminé repleta, y con culpa, pero no hice nada al respecto.

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Hoy, una de las personas de la capacitación decidió retirarse. "No se ve haciendo estas cosas", le dijo a alguien, y tiene otras prioridades. Espero que le vaya muy bien, pero me dio mucha pena... porque ahora sí la capacitación parece un reality show. Queda menos gente, y quien se fue era demasiado alegre y ocurrente. Y en parte le tenía algo de confianza. Me siento un poco más sola con tanta gente de doble moral. Porque de eso me he percatado, hacen comentarios y hablan de ciertas cosas de las que luego se quejan si las ven en los demás.

Como yo, que promuevo el bienestar en el resto pero soy miserable conmigo misma.

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Ah, sí. De este meme quería hablar.

¿Saben? Lo ví hace tiempo y me pareció chistoso, pero por otro lado me recordó quién soy, a dónde al parecer pertenezco, y las razones por las cuales no sólo no encajo sino que nadie me podría querer. 

Hay que estar loco para querer a una loca como yo. El Mago estaba loco, ergo, era buen partido para mí (falacia, pero bueno).

Hoy me lo volvió a mandar una amiga mía con la que comparto luchas, éxitos y fracasos y a la que quiero mucho, pero que en estos momentos arece estar en una fase diferente a la mía.

A mí no me dio risa. A mí me recordó mis falencias y me hizo cuestionar sobre mi propia valía.

Y surgieron preguntas en mi cabeza:

¿Las personas locas, o los que tienen trastornos mentales o psíquicos son menos? ¿Merecen ser apartados, etiquetados y discriminados? ¿Por qué se hacen tantas bromas al respecto, cuando en realidad es un tema serio del cual se debería hablar para generar conciencia? ¿Qué es locura y qué es "sano", o viable, o con futuro?

¿Por qué estoy en una temporada en la que me identifico más con la gente enferma que con la gente normal, después de tantos años sintiéndome parte del mundo, comiendo y cuidándome lo mejor que podía? ¿Por qué, cómo, cuándo sucedió?

¿Tiene que ver con que estoy soltera? ¿Tiene que ver con algún desbalance químico? ¿O quizás la incertidumbre laboral, los (pocos) cambios que he tenido en mi vida y las responsabilidades venideras? ¡O tiene que ver más con que simplemente extraño ser una loca/enferma mental, estar en los huesos, y me cansé de estar bien porque me siento incompleta y no me termino de hallar en el "mundo de los vivos"?

¿Quiero regresar a un internamiento? ¿Quiero seguir gastando un dineral en acompañantes, estresarme con supervisión y dañar a los que más quiero? Porque para mí se ve hasta glamoroso y divertido lo de estar hospitalizada, con sonda nasogástrica, y tener nuevas cicatrices en los brazos que esconder. Una visita a emergencias del hospital, otro lavado gástrico, preocupación y atención a mi alrededor, sentirme importante. 

Llamar la atención para llenar mis vacíos existenciales. 

Experimentar partes de la anorexia y la bulimia que no he experimentado.

Hartarme de "Martha" y poner el 100% de mi esfuerzo en recuperarme y ser feliz de una vez por todas.








domingo, 20 de enero de 2019

Luna roja

Ya sabía que iba a ser diferente escribir a las 7pm que escribir ahora, aunque pasadas las 12, que es lo último que me queda por hacer en el día.

La perspectiva y las experiencias son otras. Son más. Son diferentes.

Me llega decir que 'no' a mi familia y que ese 'no' no sea escuchado.

Les cuento algo sobre mí que no saben: una de las cosas a las que les tengo miedo es a la luna. Creo que de niña vi un eclipse o algún fenómeno en el que la luna estaba rojo-naranja y con franjas que la cruzaban, y simplemente quedé traumada. Hasta hoy lo recuerdo como una de las cosas más tenebrosas que he visto en mi vida (acabo de descubrir que no soy la única persona en el mundo que le tiene miedo a la luna: de hecho, la cosa tiene nombre: selenofobia). Me espanta la luna llena en el cielo, más si está demasiado grande. A veces, si está bien nublada, o super nítida, sí la puedo ver, pero medio distorsionada no. Sé que la luna tiene que ver con la femeneidad así que quizás ahí haya algo que lo explique. Y no, los estadíos de la luna nunca han afectado mi estado de ánimo, felizmente.

Pues bien: hoy hubo eclipse total de luna con luna roja.

Tenía que sacar a pasear a mi perro. Estaba tratando de avanzar mi tarea para mañana (sin mucho éxito) y luego haciéndole un favor a mi mamá, cuando mi hermana empezó a regañar desde la puerta del edificio porque había estado esperando 20 minutos a que yo baje para acompañarme a pasear al can. "Qué raro que esté tan motivada por pasearlo de una vez", pensé. "Quizás tiene algo que hacer más tarde o quiere jugar Pokémon go". Obviamente, como es típico en ella, me regañó (mi mamá me retuvo, "que espere un rato, quiero que me ayudes en esto"). Pero se pasó porque nos encontramos con gente del parque con la que hablo (ergo, mi hermana ahora también) y tenía que seguir al perro.

Y entonces caí en la cuenta: estaban ahí no sólo por los animales, sino por el eclipse.

Me quería ir. Me dan miedo los eclipses, me generan ansiedad, estrés e inquietud. Es una sensación rara de rechazo. Normalmente los evito fácilmente: basta con esconderme bajo techo o mirar hacia otro lado, y es de las ocasiones en las que agradezco que el cielo de Lima sea gris (por eso y porque me protege de quemarme por el sol. Normalmente lo prefiero despejado porque me encanta ver el cielo celeste y la forma de las nubes de día, y las estrellas de noche. No me meto ni con el sol ni con la luna). Pero hoy, por ser verano, las nubes no eran del tipo estrato, prácticamente inmóviles, sino menos densas, casi como niebla, que volaban rápidamente.

Y que permitían ver el espectáculo.

Salimos pocos minutos de las 10 y ya a las 10:30 quería irme porque tenía que terminar mi tarea, dormir y obviamente evitar el eclipse.

Pero no podía porque mi hermana no planeaba moverse del lugar y mi mamá no estaba en casa, ergo, "yo no podía irme sola".

Me la pasé riendo para no llorar. "Ya es hora de que enfrentes tus miedos", me dijo mi hermana (Claro, como no es ella la que tiene que exponerse...). Mi perro estaba como loco tratando de montarse a otro así que me enfoqué más en eso, y de hecho me reí con la dueña del otro perro varias veces, pero el morbo podía más por ratos y levantaba la vista a mirar cómo la luna se tapaba. Era tolerable hasta cierto punto porque parecía un simple cuarto menguante. Pero cuando se tapó toda, la ansiedad se convirtió en miedo real (y una cuota de fascinación, no puedo negarlo. Me encanta la astronomía. Estaba como mi perro, sufriendo pero con algo de gusto). Le pedí irnos como tres veces a mi hermana, hasta que, gracias al cielo, cerca de la medianoche, una nube más densa se plantó en frente del foco de atención y no se movió. Hora de irse.

Quise quejarme con mi mamá, con quien justo nos encontramos, pero mi hermana saltó en defensa de sus derechos, para variar, "yo te he estado esperando 20 minutos abajo y te tengo que estar acompañando y no es justo que tú no puedas aguantar acompañarme en algo que yo quiero hacer". Quise replicar. No me vino nada a la mente. Sentí mucha rabia e impotencia, porque una cosa es acompañar y otra muy diferente es forzar a alguien a hacer algo que encima le genera MIEDO. "No te pongas así, no tienes por qué asustarte, no es para tanto, hijita", me dijo mi mamá.

No, obvio, no tiene sentido que me queje porque me quedé haciendo algo que me desagrada durante casi dos horas y sin opción ni a opinar ni a retirarme. No puedo quejarme por la pseudo tortura psicológica que significa tener que enfrentar mi miedo. Y no puedo sentirme mal, ni llorar, ni asustarme, porque es una tontería. Porque no es importante.

Esto de que "no debería ponerme así, no es para tanto, no importan tus emociones" ha pasado tantas veces que la verdad, debería estar curtida. Pero no, sigue dándome rabia.

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Fue un día tranquilo, con la excepción de que no pude dormir cuanto quise por mi tarea (que estaba divertida pero también me daba flojera hacer) y bueno, porque comí un chocolate. Que por cierto, me cayó pesado y terminó inflándome como un globo la barriga (estaba adolorida por eso y también tenía ganas de ir al baño durante el eclipse, pero piña, pues, no eres un perro para hacerte el uno en el pasto).

Viéndolo desde afuera, qué fea persona soy, cómo me victimizo.

Pero no me jodan, pues, es el único espacio donde puedo quejarme sin que nadie me invalide.

Debería aprender a no concentrarme en estas cosas o darles menos importancia.

Como si fuera a suceder por arte de magia.

Me llega que mi hermana sea tan confrontativa. "Expónte a tu miedo, me importa un bledo si no sabías ni te habías preparado".

Igualito con la comida, "me importa un pepino si no quieres comer porque te da miedo engordar, eso está mal y son tonterías, tú lo sabes, así que te tragas esto porque lo tienes que hacer".

¡Ah, pero si alguien se mete con su sobrepeso y la comida que se embute, explota la tercera guerra mundial porque empieza a gritonear!

Lo siento, estoy molesta con mi mamá y mi hermana.
Mañana será diferente, supongo.



sábado, 19 de enero de 2019

Día camotito

¡Adivinen qué!
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He fallado.

El día 14 de mil de este reto ha sido un fiasco porque NO ESCRIBÍ. Me falta la constancia de mi hermana que me toca la puerta a cada rato cuando quiere algo de mí (como compañía).

Bueno. No pienso romper el reto, supongo que todos fallamos y hay que resarcir los errores, así que, veamos... ¿Qué pasó ayer?

(Ojo: este post está con la fecha del día al que le correspondería, para que hoy no hayan dos).

Fui a terapia. Todo bien con el doctor, no lloré esta vez. Me dio el gusto de decirme que la gente de la capacitación le caía mal. No creo que sea cierto, debe ser diplomacia, pero bueno, me hizo sentir que no estoy loca al sentirme afectada por las cosas que pasan.

Fui a show. Fue interesante porque conocí a una chica a la que llamaron para que haga de princesa y que yo admiro porque enseña canto, y además trabaja en teatro, y bueno... me sentí super intimidada frente a ella al inicio. Pero como en ese entorno estoy acostumbrada a burlarme de mí misma y decir lo que pienso (y porque a veces soy muy obvia con mis comentarios), le dije que la admiraba. Nos sentamos juntas y estuvimos conversando todo el rato, podría decirse que nos hicimos "amigas". Se molestó por la falta de profesionalismo y de respeto del show en el que trabajo (no es para menos, tenía toda la razón, el tiempo de cada uno es valioso), y dio pie a una pequeñísima revuelta, de esas que yo organizaba hace algunos años cuando no me había conformado con la situación, y las demás chicas también se comenzaron a cuestionar. Supongo que seguirán aceptando los términos porque si trabajamos ahí es, en parte, por amor a la camiseta. Esta chica no tenía camiseta así que le da igual irse. Eso sí: me salió muy bien mi canción frente a ella. Con todo y pus en la garganta, me gustó cómo me salió. Eso ya es decir bastante, porque soy hiper exigente conmigo misma.

Luego del show estuve con mi técnica acompañante (me contó que medio mundo le hacía preguntas sobre quién rayos era, y ella tuvo que decir mentiras y zafarse de la situación), me acompañó a darle un buen paseo a mi perro y estuvimos conversando. Y luego vino a mi casa el que considero mi mejor amigo (a falta de), con un amigo suyo mexicano, y estuvimos conversando muy bien. Me alegró mucho la noche.

Terminé tan cansada que se me cerraban los ojos y me quedaba dormida casi con cada paso.

Por eso no escribí.

Así que cero reflexiones. Puro paso a paso.

Hasta más tarde :)

viernes, 18 de enero de 2019

Día 13 de 1000

Hoy la entrada será corta porque el día se me ha pasado volando y es tarde.

Básicamente, en la mañana mi mamá me dio un cuarzo rosado para "regular las emociones y ayudar con tu autoestima". Yo no soy muy creyente en el poder de las energías de las piedritas porque toda mi vida he tenido piedras cerca y meh.

Pero juro que me lo puse y sentí diferencia.

¡Hasta estuve cantando en clase! Hablé más, interactué más, estuve de mejor humor, más segura de mí misma y menos pendiente de los comentarios...

Vaya, vaya.

Mi mamá sí que sabe hacer magia 💓.

¡Hasta me animé a comer un chocolate!

(Pero no me llevé muy bien con el almuerzo, ejem).

Eso es tó. Hasta mañana.


via GIPHY

jueves, 17 de enero de 2019

Día 12 de 1000

Highlight del día: Supongo que podría contar como algo bueno el hecho de que no regalé mi almuerzo a algún mendigo (lo estuve pensando).

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Hoy en clase, el profesor invitado dijo cosas que parecían dirigidas a mí. "No se tomen nada personal", decía. "La gente hace bromas y comenta cosas, pero si nos quedáramos con lo malo que la gente dice, nos cargamos y al final no sirve de nada ponerse tristes. Hay que tratar de sonreír siempre".

Si supieras, profe, si supieras.

Me gustó que diga esas cosas, igual. Yo sé que parte de mi sufrimiento es causado por mí misma, por mi forma de pensar y de sentir. Porque me tomo lo que sucede muy a pecho. Y debo entender que la gente no va a ser ni asertiva ni cuidadosa con los hipersensibles como yo. Si me engancho en el dolor y el rencor a los que me "hablan feo" (por más que realmente tenga razones para ello), al final pierdo. Ya voy entendiendo cuando mi mamá me decía (y me sigue diciendo) "no les hagas caso". No se trata de obviar lo que dicen los demás, sino no tomarlo personal.

Yo sé que no caigo del todo bien en la capacitación, pero mi actitud falta de energía tampoco ha ayudado. Me cargo fácilmente con cosas que podrían ser banales para alguien con más seguridad en sí mismo y dejo que eso afecte mi estado de ánimo y mi actitud hacia mis compañeros, empeorando la situación. Tampoco es que me muera de ganas ya de interactuar con ellos como al principio, porque me siento decepcionada y herida, pero el profe tiene razón. Debo dejarlo ir.

Así como dejar ir mis errores.

La raíz de esta recaída está en la exigencia y la dinámica en la capacitación, que más parece un reality y que, en verdad, no sólo es exigente en todo sentido sino que me da mucho. Me abruma. Nos recuerdan cada cierto tiempo que somos afortunados de estar ahí, pero la verdad, luego de tanta "crítica constructiva" y "ambiente de estudios", mi animosidad se ha convertido en desidia.

Pero están en mí, supongo, tratar de cambiarlo. Aún estamos a la mitad del programa de capacitación, así que tengo tiempo para recuperarme y mejorar.

Soltar el pasado. Soltar el error. Aprender de él y agradecerle, porque sin él no tendría la experiencia de vida que tengo. No sería yo.

El profe de la tarde (el más espiritual y el que menos aguanto energéticamente hablando) nos puso una entrevista a Ismael Cala. Me quedé con algunas frases de él, y entre ellas, la reflexión de la que acabo de escribir: "¿Qué hubiera pasado si yo no hubiera pasado por el proceso de transformación personal en el que estuve?" Probablemente no sería la misma persona. No estaría aquí.

Una parte de mí quiere volver al primer día de clases. A la ilusión que sentía por lo venidero y lo orgullosa y segura de mí misma y mis capacidades que me sentía. Mi parte guerrera se había tomado unas vacaciones, salió espantada por la "Martha" (mi lado enfermo. Le pongo nombre porque es como una personalidad alterna que se "activa"). Y otra parte de mí, Martha, me susurra al oído y me dice "Hey, déjate caer en la fosa, vuelve a tu agujero".

Hoy, Cristal estuvo más despierta y con más ganas de aflorar.

miércoles, 16 de enero de 2019

Amordazada

Me acabo de tragar un vasito de cheesecake de fresa.

Mis intenciones de hacer caso con la comida no están funcionando. Mi cuello está grumoso, se me ven menos sombras. Tengo que dejar de comer. Pero no sé cómo, sin que implique botar comida o que se den cuenta.

Me estoy volviendo a sentir redonda en partes que ya estaban más planas, y eso no me gusta nada, nadita.

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Hoy tuve un incidente con una chica de la capacitación.

Escribí lo que sucedió pasados unos pocos minutos del evento, porque mi mente estaba llena de pensamientos de lo que me hubiera gustado decir y de lo que pensaba al respecto. Lo escribí en mi celular, así que no es necesario transcribir.

Hay dos cosas sobre mí para tener en cuenta y que se entienda el contexto:
1. Me cuesta mucho dar mi punto de vista emocional y defenderme. Puedo hacer disertaciones académicas pero si se trata de expresar mi molestia, soy un cero a la izquierda. Y eso que he mejorado con los años.

2. Tengo una especie de trauma con cierto tipo de música. Es que simplemente no la aguanto mucho rato. Lo peor es que no es que no me guste, lo que pasa es que la debo relacionar con mi adolescencia o algo tan pero tan desastroso que cuando la escucho me genera mucha ansiedad e irritabilidad. Mi mamá solía escuchar la radio por la que pasan esta música TODOS LOS DÍAS hasta hace muy poco porque se le malogró el aparato (lo cual ha significado cierto alivio para mí), pero digamos que me he pasado mi vida escuchando la música de los demás y callándolos porque me parece una forma de imponerse sobre mí, por tanto, una agresión. Soy muy sensible con los sonidos, de hecho he descubierto que cuando estoy desregulada (y por lo tanto propensa a la intolerancia) padezco de Misofonía.

El asunto es que entré al salón de clases y estaba una compañera escuchando música por la radio del salón. Todo bien si no fuera porque era esa emisora. Música romántica en español, dependencia emocional y clichés, Reik con Laura Pausini y Sin Bandera lamentando amores perdidos. Me encantan las baladas en inglés pero las que están en español no las aguanto. El asunto es que esta chica está entrenando para entrar a esa emisora. La ama. Por lo tanto, es natural para ella escuchar eso.

Para mí es casi tortura china.

Le pedí, tras un rato de escuchar la radio, que por favor la apagara porque ya les había comentado a los de la clase mi especial animadversión por ese tipo de música. Me dijo que lo haría, pero llegó el profesor y aún no lo hacía (el profesor parecía no darse cuenta de la música de ambiente). Así que yo le hice una mueca a un compañero para que me ayude insistiendo pues no quería ser la única y caer pesada.

La chica vio mis señas y se paró de su asiento para apagar la radio, hablándome mal. Recordé las palabras de mi psicólogo sobre lo de pelearme más y traté de dar mi punto de vista y defenderme.

Fue un fracaso, porque me calló instantáneamente.

"Tienes que aprender a pedir las cosas, dímelo en mi cara. No jodas. No todo debe girar alrededor de tí", me dijo.
"Brother, tú eres la que estaba escuchando música durante fácil una hora y ya te pedí apagarla y no lo hiciste. Además te expliqué lo que significa para mí esa música. Es casi tortura psicológica para mí", pensé.

Me quedé sintiéndome súper mal por su respuesta y su actitud, que me parecía injusta.
 
Traté de explicárselo, pero me cortó y me dijo "déjalo, no voy a discutir contigo sobre el tema, ya te dije".

Me quedé de una pieza, mirándola, y procedí a la retirada. Batalla perdida. Pero me quedé dándole vueltas al asunto.

"No quise ofenderte, pero también tengo un límite. No entiendo. ¿Pedir que apaguen la radio significa que yo soy conflictiva? ¿O es ser conflictiva no tolerar que te pidan eso? Yo sé que hay cosas que no tolero sobre sonidos y pido que por favor lo quiten. Me genera rabia cuando escucho esas cosas. Y suelo generarme problemas con mi hermana, y ahora con esta chica. Mi hermana para con la TV prendida todo el día, y pone su música y yo tengo que tolerarla, y felizmente voy aprendiendo. Mi mamá tb, con su música.
Esta compañera se la pasa hablando sola, lanzando exclamaciones, conversando, interrumpiendo a los profesores y a los que hablan y diciendo lisuras a cada rato.
¿Pero no es también responsabilidad del otro tolerar mi incomodidad y saber sus límites?
¿Qué rayos hago aquí en esta capacitación si prefiero el silencio a la música?"

Y es que se supone que la libertad de los demás termina donde empiezan los derechos del otro.

Sé que es una reverenda tontería, un detalle ínfimo, pero de esas cosas me compongo. Cuando escogí mi sobrenombre, Cristal, lo hice porque creo a veces que eso soy. Transparente y vulnerable.


Me pasé el día lo más callada posible. La verdad es que no tenía ganas de interactuar con nadie.
Y si no hubiera sido que en algunas ocasiones intervine cuando era necesario, nadie me habría dirigido la palabra hasta la hora de salida.

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Anoche también soñé con mi papá. O quizás era un símbolo de mi ex El Mago, no lo sé. Era de madrugada, se metía en mi casa (creo que también en mi cama) y trataba de convencerme de que quería volver (no sé si conmigo o con mi mamá, pero sí entendí que quería ser parte de la familia). Me generaba rechazo pero a la vez nostalgia. Le pedía que se fuera antes de que alguien se diera cuenta de que estaba ahí, que los podía despertar con sus pisadas y sus ruidos y que iba a ser motivo de discusión, pero parecía no importarle. En algún momento desapareció, creo que con la llegada del día, y mi mamá se dio cuenta de que hubo alguien en la casa porque dejo cosas fuera de su sitio a pesar de mis pedidos de que no lo haga.

Me sentí impotente al tratar de encubrir a una persona que no quería pasar desapercibida.

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Highlight del día: conversé bonito con El Vecino. Todo tranki. Me reí con sus bromas. Sus pies apuntaban hacia mí. Pero de nuevo, quería contar algo y no me dejaba hablar.

Le conté a mi hermana lo de los conflictos en la capacitación. Me dio consejos de "cómo defenderme elegantemente". No los retuve, pero sé que es una situación maestra para aprender. Es una valiente, la quiero mucho.

martes, 15 de enero de 2019

¿Por qué seré así?

Highlight del día: El profesor invitado de hoy resaltó mi desempeño. "Me gustó lo que hiciste frente a la situación que se dio con tu compañera, por esto y esto. Tienes chispa".

O sea que podría ser graciosa. Si me relajara. Y si entendieran mi humor.

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A veces me choca mucho el lenguaje coloquial. No soy la persona más puritana del planeta, pero tampoco me gusta andar escuchando palabras soeces como interjección en cada oración que se hace. Sin embargo, me refiero al hecho de que algunas personas hablan sobre suicidio como si fuera una broma. "Me salió esto mal. Mátenme". "Si esto no funciona, me pego un tiro" (esta frase la he usado yo muchísimas veces y no era en serio).

Supongo que estoy hipersensible con el tema.


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Estoy muerta de sueño porque hoy tuve show, y no tenía algo concreto para escribir hasta hace una hora.

No lo voy a oficializar porque sería darle demasiada importancia, pero quiero escribirlo a ver si me ayuda a dejarlo pasar.

Y es que me encontré con mi amigo "el vecino que pasea a su perrita".

Me agrada El Vecino que pasea a Su perrita.
Y yo creo agradarle, porque me saluda con cariño.

Y hoy me dijo que estaba bonita. Que siempre estoy bonita.

Y mi imaginación rebelde se disparó, no por primera vez por cierto, pero esta vez tomando la situación un poco en serio.

**ALERTA ROJA, ALERTA ROJA**
**Suena alarma de ERROR**

Pero, ¿Por qué, Cristal? ¿Cuál sería el problema?

QUE NO ESTÁ DISPONIBLE.

.
.
.
.
¿Por qué siempre me tengo que fijar en hombres emocionalmente no disponibles, en una relación o gays?

Es decir, ok, no es siempre. Y tampoco es que me proyecte a futuro con El Vecino. No hay forma, quiero tenerlo de amigo. Necesito tener amigos, y "no todas las personas que conozca van a tener una relación conmigo". ¡Pero me enerva cuando alguien me llama la atención, porque es bastante fácil que eso suceda porque tengo taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan poca interacción social que basta que me caiga bien y se me haga guapo para que yo ya me invente situaciones!

Y con él no me pienso meter.

Estos días voy a hablar bastante de mi profesora de Storytelling porque es una mujer sabia. Ayer dijo algo así como "Siempre que miramos el jardín del vecino lo vamos a ver más bonito que el nuestro" (tema que espero profundizar en otra oportunidad) y "házte la pregunta: ¿por qué me fijo en esta persona?".

Debe ser la edad.
Debe ser la naturaleza salvaje que me está diciendo "aparéate, búscate un compañero, quien sea, para preservar la especie".
Debe ser que tiene perro, hijos, barba y es su propio jefe.

Y tiene pareja.

Sí, debe ser eso.

Bueno. Supongo que le puedo agradecer que le ponga algo de sazón a mi vida. Es bonito tener alguien con quien conversar de vez en cuando.

Dato curioso: tengo un par de amigos de Tinder con quienes estuve en conversaciones. Nada serio, cero intención de tomármelos como algo más que "personas con quienes conversar de temas medio banales para no estar aislada y practicar mi interacción con hombres".

Creo que ambos se hicieron ideas conmigo.

Conocí a uno en persona, me cae bien y es un buen chico (aunque es pro toros) pero no me mueve el tapete para nada. Al otro no lo quiero (ni puedo) conocer en persona, al menos no de momento. Hay algo en él que no me termina de cuadrar.

¿Vieron? Tengo el chance de fijarme en seres disponibles y siempre encuentro una excusa para no hacerlo.

Creo que lo que pasa en el fondo es que tengo miedo de iniciar una relación nueva con alguien luego de todo el amor que hubo con El Mago. Creo que tengo miedo de decepcionarme. Y creo que me gusta tanto el drama que me fijo en imposibles (muchas veces sin saber) para tener algo de romance en mi cabeza fantasiosa.

La gente que me rodea está segura de que hay alguien para mí en alguna parte, esperándome, pero yo me empecino en no querer que se acerque "porque no soy una buena opción" (Miren en qué situación estoy, "para amar a alguien primero debes amarte a tí mism@", blah blah blah). Pero una parte de mí lo espera con ansias.

Tantas que lo confunde con imposibles.

Soy adicta al sufrimiento.

Wait, wait, wait: NO ME GUSTA EL VECINO. Sólo me llama la atención, me cae bien y espero con todo mi ser que sólo seamos amigos porque no tengo la menor intención de meterme en su camino. QUE QUEDE BIEN CLARO, CRISTAL.

¿Cristal?



El combo de la seducción

lunes, 14 de enero de 2019

¡Pero si soy una niña buena!

Highlight del dia: Me dieron permiso para sacar a pasear al perro sola en la mañana y en la noche. Poco rato, nada más, así que el pobre está con mucha energía, saltando. Pero era eso o nada.

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Me he dado cuenta de que la gente que toma pastillas es "rara". Diferente. Socialmente estigmatizada.
"Fulanita dijo algo fuera de lugar"- "seguro no ha tomado sus pastillas hoy". Risas.

En serio, ¿por qué los trastornos emocionales y mentales deben ser motivo de risa, al igual que la homosexualidad? No sé ustedes, pero a mí no me dan risa los chistes de gays, y me da qué pensar cuando alguien habla de otra persona resaltando su orientación sexual como algo que lo caracteriza: "Diego es un chico de la oficina. Es alto, de cabello oscuro y estudió administración. Ah, y es gay". Es como decir "Sí, es un buen chico, estudia y trabaja a la vez, ah, y colecciona carritos". No sé, ¿por qué nos importa tanto la orientación sexual de la gente, como si ser gay fuera algo que explicar antes que nada, "no vaya a ser que te confundas"? O la orientación sexual de las personas sigue siendo un morbo y por eso se detalla la información, o pensamos todo el tiempo en emparejarnos y aclaramos que alguien prefiere a los de su mismo sexo para no poner los ojos en él.

Igual con los trastornos. "Es una chica linda, estudiosa, pero tiene depresión". Etiquetas everywhere. ¿Por qué resaltar esos detalles? ¿Por qué tener depresión o trastornos de la personalidad o de cualquier tipo de conducta es algo negativo y digno de resaltarse, "cuidado con esta persona, es diferente, te puede hacer daño"?

Somos más que una etiqueta. Somos más que un diagnóstico de enfermedad.

Y por esa razón no hago tan pública mi vida, porque la gente no está preparada para ver a alguien que hace algo como "el hacedor de ese algo". Fulano es periodista, pero nos olvidamos de que es padre, hermano, le encanta la jardinería y no se baña todos los días. Tenemos muchas facetas como para convertirnos sólo en algunas de ellas.

"Ya, Cristal. Ahora aplica eso a tí". 😑
"Soy una enfera mental y siempre seré una enferma mental".

Supongo que en mí las reglas nunca aplican. Me encanta ser la excepción a la norma, necesito sentirme especial.

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Para finalizar, el título del post viene porque me he percatado de que estoy en una lucha contra mi peso que no tiene futuro. Y digo eso no sólo porque me están obligando a comer, sino que ya mi metabolismo no es el mismo de antes  y ya noto cómo he engordado (la ropa, la grasa, los pliegues).

¿Seguir con una pelea a muerte y mantener las miradas sobre mí, o rendirme y someterme (una vez más) al régimen autoritario alimenticio de mi familia y mi psicólogo? Vamos, que no me han impuesto ningún papel con lista de alimentos, pero lo poco que me tengo permitido está entrando a mis células muertasdehambre y todo mi esfuerzo de noviembre y diciembre se está yendo por el desagüe de mis arterias.

Objetivamente hablando, estoy comiendo super light. En épocas no restrictivas estaría mareada de hambre (hoy en cambio mi corazón late rápido y tengo calor con el puñado de habas, arvejitas, alcachofa y clara de huevo que he cenado). Me gusta comer ligero, me gusta sentirme limpia y encogida por dentro, me gusta me gusta me gusta. Pero mi parte pacificadora quiere dejar de molestarse con mamá y mi hermana cada vez que toca meterme algo a la boca. Así que voy a aceptar las cantidades que me pongan. Digo, es un poco ilógico tenerle tanto miedo a la lechuga.

Porque sí, le tengo más miedo a la lechuga que a la clara de un huevo. Bueno, van por ahí.

Quiero dejar de comer, pero los tiempos no ayudan. No es factible tirar la comida porque me da demasiada pena (hay niños que no tienen qué comer y yo desperdiciándola), y no me gusta engañar. Pero tampoco quiero llegar a vomitar por culpa y llenura. Quise llegar a un acuerdo con mi mamá respecto a las cantidades pero se la pasa monitoreándome y aumentando, y no me parece justo que no lo respete. Hsta mi psicólogo dice que debería comer más, pero yo creo que debería comer lo que mi cuerpo me pide y me hace sentir tranquila. Y si bajo de peso, bueno, mejor, pero sé que no me va a durar para siempre, porque me conozco y termino cansándome y volviendo a comer. Me ha pasado antes. Por eso me estresa que el tema se vuelva en un problema.

Así que ya, hoy he tratado de "poner de mi parte" (¡detesto esa frase!) y me he alimentado como a mi mamá le ha parecido.

"Igual no es tanto, igual no es tanto, igual no es tanto, igual no es tanto".

No quiero volver al peso y figura que tenía a principios de noviembre, que fui a un par de matrimonios y estaba redonda como un cerdito. No me gusta. Pero tampoco quiero más estrés y terminar comiendo de mal humor, así nadie come contento y engorda más.


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Una cosita más:

"La depresión se puede combatir", "vas a salir de ésta", "pon de tu parte", "haz un esfuerzo", "tú no eres tus pensamientos", y el ciento de frases de autoayuda que me llueven a diario NO SIRVEN.

1. Porque no estoy en modo receptivo, por lo tanto voy a dejar que resbalen por mi armadura redonda de mantequilla. Lo único que me sirve en este momento son las experiencias y mis propias conclusiones.

2. Porque ya las he probado antes y sí, sirven, pero ahorita, rait nau, no me las creo porque lo veo todo oscuro. Para creerlas tengo que sacarme los lentes de sol, y para poder hacerlo no me siento preparada. Brilla demasiado sin ellos. Puaj.

3. Porque busco estar mal: soy adicta al drama y el sufrimiento. "Me toca estar mal", me dije a finales de 2017, y aunque subí una buena parte de la montaña, me lancé al abismo por puro placer. Eso es morbo, es enfermizo, y es peor que cualquier cosa. Ergo, tengo menos esperanza que antes.

Estoy cansada de poner de mi parte y sonreirle a la vida. Hago lo que me nace, doy lo que puedo. Tengo buenos momentos en los que me proyecto a un futuro incierto pero satisfactorio, y otros en los que sólo quiero desaparecer en las sombras que se proyectan desde dentro de mí. Familia, psicólogo, amigos, llega un momento en que lo único que puede ayudar es simplemente existir y ser testigo de cómo las cosas cambian solitas. Si es que lo hacen para mejor, claro. Dejen de imponerme el esfuerzo, ya bastante siento que hago con mantenerme viva y hacer mis actividades diarias.

Y no, no he vuelto a planear un suicidio desde lo que pasó hace dos semanas. Por mí, que me quiten la supervisión, porque me conozco y ya pasó el punto álgido del problema.

Ja, como si realmente me fueran a quitar el monitoreo.

Me encantaría ser capaz de rebelarme. Pelearme con alguien, como dice mi psicólogo. Dejar de ser una niña buena hasta en mi tratamiento. Todo lo tengo que hacer bien, putamadre. Me caigo mal.

     

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Ya se me va a pasar. Ya se me va a pasar. Ya me sentiré mejor, eso es un hecho, siempre pasa. Sólo debo darle tiempo y protagonismo a la nube negra para que se canse. Eso es, esta es la mejor metáfora para lo que me está pasando: darle protagonismo a la pataleta hasta que se me pase.

Y dañar a todo mi alrededor en el interín. 

domingo, 13 de enero de 2019

Día 8/1000

Mi hermano está molesto conmigo.

No me quiso saludar, no quiso recibir mi abrazo. Así que me fui diciéndole nada más "chau".

Supongo que es porque volví a pensar en eliminarme como solución a mi malestar emocional y psíquico.

Porque claro, molestarse conmigo me va a ayudar a abrir los ojos.

Aunque es válido. Si fuera mi hermana la que está considerando que su vida no vale la pena, me gustaría zarandearla y darle un buen coscorrón para ver si reacciona.

De eso hablé ayer en terapia. Si se trata de mí, la opción es válida. Pero si se tratara de alguien a quien estimo, no querría que se muera.

Supongo que amamos de manera egoísta, como si la persona dueña de nuestro corazón fuera un objeto. Lo queremos con nosotros, porque le tememos a la pérdida. Morir es, para muchos, pérdida.  Además, queremos lo mejor para esta persona, siempre y cuando implique que esté con nosotros y que se mantenga con vida, porque lo mejor siempre es la vida, así ésta sea difícil o tenga un futuro limitado. La vida es el bien más preciado.

¿Por qué?


sábado, 12 de enero de 2019

Día 7 de 1000


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Hoy voy a escribir rápido porque estoy cansada, ha sido un día largo. Espero mañana ahondar en los temas.

Fue un día... ocupado. Pude distraerme en varios momentos, y en otros me concentré mucho en las cosas que estaba haciendo.

Cómo no, si tuve de nuevo terapia.

Mi psicólogo (quien lee este blog, hola Doc) es una persona con la que puedo tener conversaciones muy inteligentes y productivas. Por eso, y porque su temperamento parece ser suave como el mío, me gusta conversar con él. Me siento cómoda y me invita a abrirme, y además me da datos científicos par sustentar sus argumentos. Ahí me desarma. Porque hay días como hoy en que arremeto con todas las excusas e ideas locas que pueden crear mis neuronas raras, y él, cual torero, me da la vuelta y se salva por poquito, por la tangente. Es divertido. Creo que en el fondo le caigo bien. A mí sí me cae bien.

Pues bien, empecé el día yendo a terapia. Miento, empecé el día tomando desayuno y dándole la bienvenida a mi nueva técnica. Es una chica joven y me cayó bien (felizmente). El asunto es que estaba preocupada porque (sólo a mí se me ocurre) recomendé a un chico de la capacitación para que trabaje en los shows... y justo le tocaba hoy ser DJ del mío. Eso significaba que iba a ver que yo estaba acompañada. No era muy difícil enterarse de que mi fiel seguidora y carga bolsos era una enfermera (aunque nos inventamos una historia por si acaso). Y eso significaba quizás hacer comentarios en la capacitación y, quién sabe, perjudicarme a futuro. Pero al final parece que no se enteró ni hizo preguntas o comentarios así que todo salió bien por ese lado.

Al principio estaba un poco (bastante) movida al salir de consulta, así que muy animosa no estuve. Nunca tanto como cuando tengo desidia y flojera para hacer show y todo me da igual. Esta vez estaba nerviosa porque el chico iba a verme en otro aspecto y con otras personas, y no sé. Me importa mucho, supongo, lo que piensan sobre mí. De hecho, si salí movida de terapia fue porque nos pasamos la mayor parte de ella hablando de cómo es la gente de la capacitación y mi dinámica con ellos, y las conclusiones son que no encajo (y no tengo por qué hacerlo) y que no tienen que ser mis amigos. Por más necesidad de aceptación que necesito para reafirmarme y sentirme valiosa.

No recuerdo cómo saltamos al tema del suicidio, y lloré bastante. Creo que nunca había llorado tanto en frente del doctor, porque suelo aguantarme, pero hoy me dejé ser vulnerable. Necesitaba llorar. Aparte por la culpa de lo que había pasado con El Mago, me estaba carcomiendo (y hasta este momento lo hace). Conversamos sobre las diferencias de una eutanasia y un suicidio (por qué en la eutanasia, en que el paciente está sufriendo y no tiene futuro, se justifica, pero en el caso de una depresión inhabilitante, en la que el paciente no ve el futuro ni considera su valía y, en mi caso, se la pasa de recaída en recaída y por ende su calidad de vida no es tan buena y no tiene un futuro muy brillante), sobre el estado emocional/mental en el que se toman este tipo de decisiones y, por lo tanto, en su validez. Le dí vuelta a varios de sus argumentos (no me gusta perder debates) pero, debo admitirlo, me agarró con el bendito asunto del instinto de supervivencia.

Hasta donde sé, ningún animal tiende al suicidio a menos que su cuerpo esté enfermo e intuya que se está muriendo. Simplemente dejan de comer y se dejan morir.  Somos la única especie que toma la decisión de quitarse la vida. Por ende, es un acto contranatura. Aún me quedan aspectos ontológicos que analizar, pero en cierta forma podría refutarlo.

Tengo sueño y las ideas se me están escapando, así que espero continuar con el tema mañana.

"Igual", me dijo, "te quedan cerca de mil días más para seguir aquí".

993, para ser exacta.

viernes, 11 de enero de 2019

Adiós, Mago.


Hoy he hecho una de las cosas más difíciles que me ha tocado hacer en mi vida.

Mi ex, El Mago, volvió a mandarme un mail. Pero esta vez se pasó. Se pasó tanto de la raya, me escribió tan fuera de la realidad, tan "como si nunca hubiéramos terminado", e insistió tanto en que le de una señal para corroborar sus fantasías, que tuve que pararlo en seco.

Le mandé un audio de casi 6 minutos en el que le dije que no quiero saber nada de él.

Podrá parecer muy normal, y de hecho muchos de ustedes deben haber hecho algo similar...

... Pero para mí significó un quiebre.

Casi casi como volver a terminarle.

¿Lo peor?

No estoy 100% segura de haber hecho lo correcto, porque si bien me molestaba su hostigamiento y su trato, una partecita de mí lo extraña y cree que la esperanza es lo único que no debe morir. Jamás.

En el tiempo en que estuve internada nos escribimos cartas tan intensas emocionalmente que quizás se quedó con eso. Mi corte fue rápido, y más circunstancial que otra cosa, pero con el tiempo me he ido dando cuenta de que era lo mejor, porque estaba en una situación muy difícil en la que tuve que escoger entre él y mi familia. Una parte de mí aún se pregunta qué hubiera sido de mí si lo hubiera escogido a él. No sé si es adoctrinamiento por parte de mi mamá y los comentarios de mi familia, pero le tengo miedo. Tengo miedo de encontrármelo. Tengo miedo de que me haga daño. Y yo sé que no es capaz, porque está OBSESIONADO con el amor y la bondad. Así, OBSESIONADO con mayúsculas. Está al nivel de un participante de alguna secta, si no lo deja todo para dedicarse a la espiritualidad es porque tiene un hijo que mantener.

Y eso no lo piensa una persona mala, pero sí una persona que no está del todo en la realidad.

Perdonar y ser amor, dejar que la vida fluya por tu cuerpo, buscar hacer el bien a los demás y emanar paz por todos los poros es admirable. De santo. Idóneo. Pero inviable. Porque no funciona. Yo quise ser así de pequeña y era porque estaba escapando de mi realidad. Era mi único tronco para seguir a flote en un río que iba a toda velocidad. Y quizás es lo que le pasa a él: está tan desorientado que su única opción para sentir que vale como ser humano es la espiritualidad.

Y él vale. Vale mucho. Es un gran hombre. Pero está enfermo. Y enfermo con enfermo sólo se pueden hacer daño.

Yo lo quiero mucho. Jamás voy a dejar de quererlo, jamás voy a dejar de extrañarlo, pero así como con otras personas de mi pasado, aprendí a vivir sin él y estoy tranquila en la medida de que no tenga noticias. De que no haya nada que perturbe la paz del estanque de mis emociones. No sé si eso está bien, pero me funciona para "seguir adelante". Lo quiero muchísimo, y le deseo de todo corazón que le vaya bien en todo, que encuentre el amor verdadero, que pise tierra y sea práctico y concreto, que deje de pensar que la solución está en ser la oveja albina del mundo.

Porque a veces ser normal e ir con la corriente también es saludable.

Estoy muy triste, y algo asustada, y siento culpa, mucha culpa, porque temo que se ponga muy mal. Me cuesta mucho no preocuparme por él. No sólo fue mi pareja durante casi 3 años: fue mi cómplice, mi compañero de vida (yo lo había escogido y aceptado con todas sus dimensiones), mi amigo, mi amante, mi padre incluso. Fue una persona importantísima en mi vida, jamás voy a poder olvidarlo y el lugar que deja es muy difícil de llenar.

No veo mucho futuro en mi vida de esta forma, sin él ni como contacto. Pero tampoco lo veo con él.

Hoy siento que Chimuelo ha vuelto a morir.

Día 6 de 1000. Sólo quiero dormir hasta que cuando despierte, me haya olvidado de esta pesadilla.