jueves, 28 de febrero de 2019

Hacerme el hábito de nuevo

Es un poco complicado volver a acostumbrarse a algo cuando lo dejaste por un tiempo.

Me pasa con el blog. Ya me arrepiento de haber empezado. No tanto por lo de escribir, sino por lo de que tenga que ser diario. Ese es el encanto, desahogarme, tener registro de mis cosas, pero tampoco me gusta escribir tonterías diariamente. Y digo tonterías porque no siempre estoy inspirada, como ahora.

Así que pondré un texto que acabo de crear para una tarea. Espero de algo de risa.

"Tengo un amigo que es torero. Yo le hablo porque es buena gente, y me enseña algunas cosas de ese mundo desconocido que no comprendo. Siempre es bueno tener la mente abierta. Pues bien, ayer me contó que tenía un "chispeante aguamarina". Al principio no le entendí, pensé que se refería a algún tipo de vino espumante de color aguamarina. "Será hecho con Spirulina", pensé. Chistoso el nombre Spirulina, me recuerda a un resorte. Específicamente al cabello ensortijado de Pedro El escamoso, ese que tenía como canción "Pirulino se pegó una borrachera". Spirulina, pirulino, no sé, riman. Por ahí que la Spirulina tiene esa forma y se mueve al ritmo de la canción cuando hacen el batido en la licuadora. (Voz de ardilla) "Pirulino se pegó una borrachera en la casa de Aquilino preguntón". Bueno. Estaba con la imagen de un resortito azulado dando vueltas en la licuadora al son de la cumbia y me dijo que el chispeante era el traje de torero. Ahí sí me quedé helada. ¿Los trajes de toreros no son enterizos? "No", me dijo. "Se les dice traje o vestido de luces o chispeante". Pucha, yo sabía que a los toreros les gustaba llamar la atención, pero no pensé que se mandaran al ruedo tipo árbol de navidad, con las luces enredadas. ¿Cómo hacen para moverse con todas esas lucecitas hincándoles? ¿No les basta con el cuerno del toro? ¿No que torean de día? ¿Les gustará también la Navidad? ¿Serán todos católicos? 

Mi amigo me dice que los trajes también tienen una especie de botones que suenan como cascabeles. Y que el pantalón se llama calzona. Ahora lo veo vestido como Angélica de los Rugrats, con la esposa del calzón bien prominente por debajo del vestidito aguamarina, usando aretes que cascabelean. Creo que sale así en un capítulo. Bien digna ella.

Me quedé mirando la imagen mental del pobre amigo, con un vestido satinado del siglo 19 color verde, con luces de navidad subiéndoles por las piernas como enredaderas, los calzones blancos con bobos hasta las pantorrillas, persignándose antes de recibir una cornada, con la música de Pedro el escamoso de fondo. El toro sale por las puertas de su establo, escucha la canción y empieza a galopar al ritmo de los tambores. El torero salta como ninja, cascabeles en los pies, y se trepa sobre el toro, comenzando así el ruedo. 

Ese tipo de toreada sí la vería".


(Referencia de la canción)



miércoles, 27 de febrero de 2019

HIPER fail

Ya, esto no tiene justificación.

Bueno, sí la tiene, y es que he estado con gripe, mucho sueño, varias tareas y shows que hacer, así que no he priorizado mi blog. SHAME ON ME, porque se supone que los retos no se deben dejar, y yo dejé este.

Ahora ya no sé qué hacer para arreglarlo.

Debería escribir mil días seguidos, pero evidentemente he fallado estrepitosamente.

a) ¿Vuelvo a empezar desde cero?
b) ¿Considero los días que no escribí y simplemente actualizo?
c) ¿Lo considero como pausa y cuento desde el día siguiente en el que me quedé?

Sus comentarios serán bienvenidos. Y hablo al público porque BLOGGER ME DICE QUE TENGO LECTORES. Así que no se hagan los ciegos.


*************************

Pos la gran actualización es esa, que he estado bastante inmersa en tareas, con gripe, mucha flojera y un estado de ánimo más estable. Menos dificultades para comer, pero a la vez deseando mucho tener conductas.

Ya ni sé de qué hablar porque los días han pasado y sus temas se han desvanecido.

Por favor, si tienen sugerencias para arreglar el desastre del reto, lo agradecería mucho. No importa si lo hacen como anónimos, no me ofendo para nada. Mientras no haya odio, claro. 

jueves, 21 de febrero de 2019

Doble Fail

Dos días sin escribir. D O S.

Conversaciones filosóficas, apoyo a una amiga en problemas, comilonas sin purga, hartos trabajos y mucho cansancio. Y resfrío. Eso es lo que ha andado pasando.

Me encantaría poder escribir siempre 1000 días seguidos, pero a veces es imposible.

Espero ponerme bien al día el domingo, y estos días escribir normal. 

lunes, 18 de febrero de 2019

Tolerancia a la frustración para dummies

El sábado en terapia le comentaba al psicólogo cómo me sentí el jueves pasado justo antes de vomitar. Le comenté que intenté mantenerme con la comida en el estómago, pero que "no aguanté".

"¿Cuánto tiempo lo intentaste", me preguntó. "Habrá sido una hora. Ya no podía más".
"Tienes poca tolerancia a la frustración", sentenció.

Y es cierto.

¿Cuánto tiempo toleramos sentirnos mal?

Creo que esa es una de las diferencias entre una persona funcional y otra que no lo es tanto. La persona funcional acepta el cambio y los malestares que la vida traen. Una persona disfuncional necesita tanta seguridad y control que no tolera ningún cambio en su entorno ni en sí mismo, incluso en sus emociones.

Y en nuestro caso, estamos tan acostumbrados a mantener ese status quo emocional, mental y físico (en este caso específico controlando nuestra alimentación, pero puede ser también con drogas, o con cortes, o generando discusiones) que es tan parecido al placer y a la tranquilidad, que al menor indicio de perturbación reaccionamos teniendo conductas que nos hacen daño. Sólo por costumbre, porque nos hacen sentir que tenemos el control de alguna forma.

Es irónico. Nos la pasamos sufriendo, pero nos acostumbramos a ese nivel de dolor. Y al más mínimo cambio para bien o para mal, nos auto infligimos más dolor para "volver" al estado inicial. Sufrimos, pero no tenemos tolerancia a más sufrimiento. Y me refiero al sufrimiento emocional que implica la frustración del cambio de estado.



Imagínate un termómetro. Este termómetro se llama José. José se la ha pasado viviendo 5 años pegado en un salón con la temperatura controlada y mantenida en 24°C, que es una temperatura tibia, en un ambiente agradable. Ni mucho calor ni mucho frío. A José lo cambian de sitio repetidas veces en el día (o en el año) dependiendo de las necesidades, así que si hace frío, su nivel de mercurio baja, y si hace calor, su nivel de mercurio sube. José sabe que su mercurio va a moverse y lo acepta, y aunque a veces no la pasa tan bien porque las temperaturas no son agradables, igual se adapta. Sufre lo necesario. José es flexible.

Ahora imagínate otro termómetro, llamémosle Pedro. Pedro es amigo de José y también está acostumbrado a una temperatura agradable. Pero Pedro no es tan bueno manejando su mercurio: de hecho, Pedro no quiere salir del ambiente en el que está porque tiene mucho miedo cuando siente temperaturas más altas o más bajas. No está acostumbrado a sentirlas. Hasta tiene miedo de sentir. Entonces, cada vez que su mercurio inevitablemente se expande o se comprime en su interior, Pedro sufre. Ese sufrimiento además se agrava cuando se anticipa a la situación que sabe que es desagradable, y llegan momentos en que se descompone. Tiene una crisis.

Ahora imaginemos que Pedro ha sido recompuesto, pero su temperatura "normal" quedó en 15°C. Es algo frío. Está acostumbrado a ese entumecimiento. Funciona, porque marca la temperatura, y por ahí que baja o sube dos grados porque bueno, el clima cambia durante el día. Pero de pronto Pedro pasa a un cuarto a temperatura agradable, en el que hay mucha gente riendo y alegría por todos lados. Pedro se asusta con esa sensación tan rara. No la aguanta, a pesar de que le agrada (¿a quién no le gusta una taza de algo caliente luego de estar expuesto al frío?). Así que se fuerza a sí mismo a acercarse lo máximo que puede a la temperatura acostumbrada, los 15°C. Se empieza a ametrallar con pensamientos que le ayudan a sentirse más "frío". Se siente raro, se siente fuera de lugar, se siente menos. Pedro logra su objetivo de volver a los 15°C pero con su cabeza llena de ideas negativas.

Como las personas vieron que Pedro no funciona en un ambiente caliente, deciden probarlo en un refrigerador. Ahora le pasa lo contrario: a Pedro lo colocan en un sitio a 0°C. Pedro está aterrado, porque es una temperatura para la que no sólo no está preparado, sino que definitivamente es desagradable. Pedro está sufriendo el triple, o hasta el cuádruple. Primero, porque ya estaba medio sufriendo a los 15°C, aunque estaba acostumbrado. A esto se le suma el sufrimiento de cambiar de temperatura, sea cual sea. Se le suma el hecho de que esta temperatura no es nada agradable, y además, se le suman los miedos que él tiene a lo que pasará si está en esa temperatura desagradable. Pedro está sintiendo frío, miedo, ansiedad e impotencia. Pedro la pasa tan mal que, efectivamente, se vuelve a descomponer.



Nuestras emociones son como el mercurio de un termómetro: simplemente nos avisan nuestro estado. Irremediablemente van a variar, porque todo fluctúa, nada es inerte. Pero si le tenemos miedo a esas fluctuaciones, y además poca resistencia a las emociones negativas, vamos a terminas colapsando. Y eso sucede no sólo con los tiempos de espera posteriores a comer (la culpa), sino con el síndrome de abstinencia, con la tristeza de perder a un ser querido o un trabajo, y hasta con emociones implantadas por pensamientos automáticos que TODOS tenemos. Miedos con los que prácticamente venimos de fábrica. Nos pasa a todos: funcionales o no tan funcionales. Sanos o enfermos.

Es normal no tener tolerancia a la frustración. A nadie le gusta sufrir. Pero tener baja tolerancia a la frustración puede ser un problema. A mí me mete en líos.

Sin embargo, y este pensamiento me ayuda mucho cuando lo utiliza bien: la gente funcional tolera el cambio. Si ellos pueden, ¿por qué yo no?

Con todo lo que he escrito puedo llegar a una conclusión que había olvidado por dejadez: las emociones son como un músculo: mientras más las ejercitemos, más capaces seremos de sentirlas y disfrutarlas. Pero para ejercitarlas primero debemos ser conscientes de qué emociones se trata, y además, aceptarlas. Si no sabemos qué sentimos y además no aceptamos lo que sentimos, generaremos la resistencia al cambio que Juan el termómetro y terminaremos teniendo problemas para adaptarnos.

Adaptarse implica aceptar. Aceptar implica cambiar. Los cambios pueden causar miedo, impotencia y frustración. Tener tolerancia a la frustración y a las emociones negativas es esencial para poder tener una vida llevadera.

La tolerancia a la frustración se puede mejorar.

Seamos flexibles. Aceptemos más. Seamos como el termómetro José. 

(Y esta imagen va con segunda intención, ejem ejem)

domingo, 17 de febrero de 2019

Día 43/ 1000

Nada resaltante que contar.

Tuve show, comí basura, engordé, cargué un poco de peso y no me dolió...

No he pensado tampoco en nada significativo en el día. Aparte de tratar de mantener mis emociones estables y comer lo que he acordado con mi mamá.

A la que, por cierto, me he abierto un poquitín más.

sábado, 16 de febrero de 2019

Día 42/ 1000

Ayer no escribí. Shame on me. Así que aquí está el post correspondiente al sábado.

Como sabrán, mi memoria es casi como la de un pescadito, así que mucho no recuerdo. Al menos ahora que no me he esforzado en penar qué pasó ayer. Pero sí hay algunos momentos claros:

- En la mañana tomé mi primera dosis de hierro líquido. No sabe tan mal, pero la detesté.
- Tuve cita con mi psicólogo. Esta vez se centró básicamente en mi TCA, mis mitos con la comida, mi resistencia a comer y demás. Le conté el episodio del jueves. Hablamos de algunas cosas más pero ahí quedó. TCA a la vena.
- Me tomé como tres helados y un poco de chocolate aparte de mi almuerzo.
- Jugué mucho Pokémon Go.
- Dormí una siesta.
- Estuve pegada al Instagram durante buena parte de la noche.
- Le conté a mi mamá sobre el episodio del jueves. Estuve hablando con ella toda la noche, mostrándole mis audios de las conversaciones y ella dándome su opinión sobre la gente. Me acompañó a comer y me tuve que tomar el bendito suplemento vitamínico. Me causa pánico, no quiero moverme ni salir de mi cama cuando lo tomo.

Eso. Mi resumen del día es que le tengo pavor a la comida que no considero segura y no tengo ganas de cambiarlo.

viernes, 15 de febrero de 2019

Bulla

En el piso de abajo están haciendo una reunión. Justo bajo mi ventana, que por cierto da a la calle, y como no tengo ventilador y hace calor, debo mantenerla abierta.

Odio la bulla.

Creo que esta noche no voy a poder dormir bien.

Pero no sólo por la bulla que hay afuera.

Quisiera poder expresarme libremente pero ni acá puedo, porque sí, es obvio que mi familia lee esto. Mi psicólogo ya lo hace, no me extrañaría que mi hermana también. Y no tengo ganas en estos momentos de que sepan qué pasa dentro de esta cabeza. Y nadie más me lee. Nadie. No me escuchan No me ven.

(¿Por qué los demás son tan importantes para mí?)

No puedo hacer que alguien entienda lo que siento o pienso. No logro que capten el terror y la angustia que siento cuando me dicen, campantes y felices, "tienes que comer mejor, para eso te he comprado tus suplementos". En otra época habría estado feliz. Hoy estoy cerquísima de botar esas cosas a la basura y no lo hago por respeto a que mi mamá se saca la mugre trabajando para comprarme eso y se preocupa demasiado por mi bienestar. Al menos el físico, porque al emocional no tiene acceso. No recuerdo cómo hacer que acceda y no estoy dispuesta aún a hacer lo necesario para que suceda. Me da asco ver gente comiendo. Quisiera poder encargarme yo de mis propias cantidades y tipos de comida sin que anden detrás de mí metiéndole más verduras a mi plato, y no sentirme socialmente presionada a hacer lo que la gente normal hace sólo porque quiero pasar como si fuera alguien normal.

No soy normal

"¿Por qué es necesario tanto drama?", me preguntó hoy mi mamá.

¿Ya te olvidaste, en serio? ¿Por qué te has olvidado de todo lo que aprendiste respecto a cómo lidiar con esto?  ¿Por qué no entiendes lo que yo siento ni tratas de ponerte en mi lugar? ¿Por qué no me esperas? ¿Por qué me presionas? ¿Por qué, sabiendo que estoy restringiéndome, crees que para mí tu "lata de cebo" es un "remedio"? Y tú, hermana, ¿por qué me miras así? ¡Me causa tanta vergüenza que me veas con esos ojos juzgadores!

"¿Por qué es necesario tanto drama?"

Me encantaría tener una respuesta mejor que "porque soy adicta a él, porque no me concibo de otra forma, porque estoy haciendo una pataleta pero sé que se me va a pasar".

Yo lo sé, he aprendido a que no duren tanto y que ni cuenta se den. Suele pasar cuando eres adicta al drama que necesitas cogerte de cualquier cosa para sentir que tu vida está caminando normal, y en estos momentos estoy en esta etapa de nube negra por la que necesito pasar A MI PROPIO RITMO Y SIN TRATAR DE COMPLACER A NADIE.

Y sí, si tengo que volver a convertirme en un esqueleto andante, que así sea. Me da un poco igual que me juzguen, porque sólo el que pasa por cosas así en su cabeza sabe lo que se siente y la lucha diaria que es mantener los ojos abiertos luego de tomar consciencia de que despertaste a un día más.

Me encantaría publicar algo como lo siguiente en mis redes sociales: "¿Saben qué? Sí, estoy en una mala etapa oooootra vez; sí, tengo pensamientos autodestructivos; sí, no me valoro ni veo todas las cosas positivas en mi vida; sí, me la he pasado perdiendo el tiempo valiosísimo que todos los humanos tenemos por estar tan ensimismada; sí, no tengo ganas de salir a ver a nadie y no quiero que nadie me vea para criticarme y me canso fácilmente de estar con gente, necesito mi espacio; sí,sí, estoy teniendo mucho miedo y rechazo hacia la comida y hacia engordar; sí, me siento mejor no comiendo como antes; sí, incluso he terminado vomitando algunas veces por la presión de hacer cosas para las que no me sentía preparada, o por rabia, o por tristeza, o por miedo. ¿Y saben qué? ES MÁS NORMAL DE LO QUE CREEN. A medio mundo le pasa. Todos sienten que su vida no tiene sentido en algún momento, y sí, quizás me cueste salir de ese estado, pero voy a estar mejor. Jamás voy a ser funcional y mi vida no va a ser como yo quisiera, probablemente me quede sola y sin amigos, pero ni modo, así me tocó. Dejen de sentir lástima por mí porque en realidad la peleo y trato de mantenerme a flote. Y esto va a seguir pasándome por el resto de mi vida, así que el que quiera puede treparse al barco pero bajo mis condiciones".

Pobres de los que están en el barco.

Pobre de mí, que me la paso teniendo lástima por mí misma.

Básicamente eso fue lo que me dijeron ayer: que me victimizo mucho, que todos han pasado por situaciones difíciles, que trato de llamar la atención tratando de no llamar la atención, que no brillo, que algo me pasa, que no soy divertida, que me tomo las cosas que dicen demasiado a pecho, que no debería malinterpretar sus bromas, que tengo potencial pero no lo veo. No, no lo veo. Y tampoco lo voy a poder ver porque esa es mi discapacidad. Friéguense. Jamás me va a sobrar la autoconfianza, nunca voy a poder estar 100% cómoda con mi cuerpo porque ASÍ SOY, siempre voy a buscar el punto negro del asunto porque hasta en terapia he sido así, sólo que aprendí a no concentrarme tanto en eso y pensar diferente.

Pero ahora mi mente está en el camino antiguo por el que transitaba desde los 12 o incluso antes, porque también la situación en la que estoy envuelta se parece mucho a la que tenía cuando tenía esas edades.

Sí, busqué estar mal a propósito porque lo extrañaba. Sí,quería hacerme daño porque soy una adicta; sí, pues, no aguanto mucho tiempo siendo normal. Sí, no me hallo sin drama, sin TCA o sin depresión o sin algún problema emocional existencial. Sí, pues, soy una fregada, vengo fallada de fábrica, ¿qué puedo hacer?

Déjenme ser.
Dejen de tratar de controlarme.

**********

¿Saben qué es lo peor de todo?

Que mi cerebro solito también aplica todo lo aprendido anteriormente en mis internamientos y en terapia. Solita me voy diagnosticando, todo el tiempo. "Víctima de tí misma", "autocharla negativa", "sesgos y distorsiones cognitivas", "creencias centrales negativas fortalecidas", "dificultad para interactuar socialmente", "personalidad inestable", "autoaislamiento"... pero sobre todo, FLOJERA. No me da la gana de estar bien. Tengo todas las herramientas y me da flojera usarlas.

Estoy cansada de tener que esforzarme para pensar bien. Estoy cansada de tener que esforzarme para existir. Eso es lo más triste de todo. Que no me da la gana de estar bien.

jueves, 14 de febrero de 2019

San Intensín

Hoy es San Valentín. No sólo se celebra el amor romántico, sino el amor familiar y fraternal.

Hoy la clase de la mañana fue full práctica así que tuve tiempo para mí.
Hoy nuestra mentora nos llevó a todos a almorzar.
Hoy tuve un pequeño ataque de pánico. De nuevo.
Hoy vomité en el baño de la capacitación. Me importó un bledo.
Hoy todos mis compañeros, instados por mi profesor, empezaron a expresarme todo lo que piensan sobre mí.
Hoy volví a ser el centro de atención durante más de una hora, con comentarios de todo tipo que trataban de descifrarme como persona, halagos inesperados sobre mis capacidades y menciones sobre mi rendimiento decaído.
Hoy me quedé hora y media luego de la clase hablando con mi profesor y contándole, sólo a él, algunas de las cosas que me están pasando y que explican mi falta de desarrollo.
Hoy, al regresar a mi casa, me encontré con mi mejor amiga, que me abrazó luego de meses sin vernos, y en ese abrazo me dijo que todo está bien.

Hoy, San Valentín, me esperaba un día tranquilo e incluso melancólico, en el que tendría clases normales y regresaría a casa a tomar una siesta. En cambio, me topé con una montaña rusa de emociones, que pasaron por el miedo, la ansiedad, la frustración, la rabia, la impotencia, la tristeza, la vergüenza, la desesperación, y felizmente terminaron en el alivio, la alegría y la paz.

Estoy cansada y los detalles me los guardo. Sólo me queda como aprendizaje que no importa mucho lo que los demás piensen mientras tú sepas bien quién eres, cuáles son tus metas y tus motivaciones, pero que siempre, SIEMPRE, puedes y eres responsable de hablar y contarle a alguien de tu entorno para no sentirte solo y encontrar soluciones.

Quizás mi relación con mis compañeros no termine siendo la mejor. No me he explicado como para que sepan qué me pasa, pero hoy he liberado un poco del peso que cargaba sobre mis hombros con tanto silencio y fastidio contenido y me siento más tranquila.

Ojalá mañana se mantenga así.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Sobre/protección

¡Hay tantas razones para que los niveles de hematocrito (sólidos de hematíes en la sangre) salga bajo!

Por ejemplo, que esté sobrehidratada. Es verano y tomo líquidos. Y es más probable eso si se tiene en cuenta que la hemoglobina estaba dentro del rango normal -en el límite inferior, pero dentro del rango normal. Yo tengo anemia crónica desde que soy vegetariana así que el que salga dentro de lo normal es un milagro.

¡Pero nooooo, mi familia tiene que entrar en pánico y hasta considerar la posibilidad de ponerme a tomar Ensure, hierro líquido, y hasta volver a enviarme a clínica de día!

Dios, ¿es que tan mal estoy realmente que ni cuenta me doy y otros tienen que ver por mí?

Soy el ser más despreciable para mi hermana. Su mirada me lo dice. Tiene que cargar con mis responsabilidades en casa ahora que estoy mal de la costilla y encima el perro no le ayuda. Soy una carga para mamá, que está enfermándose de tanto estrés. Que no para de echarme el ojo en todo lo que hago.

¿Tan valiosa soy para ella? ¿Qué rayos ve en mí? ¿Por qué no me deja hacer mi vida a mi manera? La peor parte ya pasó (y yo me siento inmortal).

Seguir protegiéndome del mundo no me va a hacer más fuerte. Al contrario.

Pero, ¿cómo no proteger a alguien que no está en sus cabales y que puede ser un peligro para sí mismo?

Y por este tipo de cosas es que no avanzo en la vida. Porque estoy rota, porque nací defectuosa y mis debilidades me persiguen a donde quiera que voy. Si quisiera deprimirme, podría medirme con el común de personas de 30 años y yo saldría perdiendo, porque no tengo ni pareja, ni hijos, ni trabajo estable, con las justas estudios, casi nada de vida social... Pero sé que cada uno tiene su propio ritmo y camino, no tengo ganas de echarme más plomo en el corazón.

Y aún así me esfuerce, las cosas se repiten y tengo deslices y recaigo y la cago. ¿Cómo no sentirme avergonzada y culpable? ¿Cómo confiar en mí? ¿Cómo creer que las cosas van a mejorar?

¿No se dan cuenta de que volver a estar del todo bien implica caerse, golpearse y volver a intentar mil veces hasta que coja el ritmo? ¿Por qué no me dejan tocar mi fondo para volver a levantarme con fuerza?

martes, 12 de febrero de 2019

Día 38/ 1000

Hoy, por primera vez en semanas, me dieron un feedback sobre mi participación más positivo que negativo.

Después de tres intentos diferentes, pero bueno.

¿El tema? Autoestima. No dejarnos etiquetar.

¡Me falta tanta práctica y control de nerviosismo que no sé cómo rayos manejar...!

****************

Nada interesante hoy, sólo he estado muy cansada y adolorida, ni ganas he tenido de ir a clases y de hecho casi no voy, pero la responsabilidad (y mi mamá alerta por que coma) me ganaron. No tengo aguante, casi.

Mañana temprano me van a sacar sangre para ver si tengo anemia. Estoy 99% segura de que sí, porque tengo anemia crónica por ser vegetariana. Lo sé desde hace unos dos años: niveles muy ligeramente por lo bajo de lo normal. Eso no va a decir nada. Pero va a poner a mi mamá neurótica. Y eso me pone a mí neurótica.

No voy a comer más dulces o cosas fuera de mi régimen. Voy a contar cuántos días puedo sin tomar helados o golosinas. Es que me generan culpa y no quiero terminar dándome mini atracones o peor, purgas.

Hoy he estado menos ansiosa. Pero un poco más triste. Supongo que este año San Valentín me va a chocar. Al igual que mi hermana. Ay, esta va a ser una casa de locos el jueves.

lunes, 11 de febrero de 2019

Fallas

Me acabo de dar cuenta de que he fallado.

¡Me he saltado un día de mi reto de 1000 días!¡No escribí el viernes!

¿Qué debería hacer? ¿Comenzar de nuevo? ¿Dejarlo así, porque "nada es perfecto"?

¡NO! ¡YO QUIERO QUE ESTE PROYECTO SALGA PERFECTO!

Hmmm... ¿Qué pasó el viernes?

Nada muy relevante, me imagino. Lo suficientemente irrelevante como para olvidarlo.

A ver. Mi doctor siempre me dice que buque más opciones que sólo dos o tres.

Podría empezar de cero.
Podría seguir como si nada.

...o

Podría hacer trampita.

Y es la idea que más me gusta.

No es perfecto, nada lo es. Pero no quiero dejar un vacío, quedé en 1000 días de escritos.

Y así va a ser.

*********

Hoy en la mañana estuve triste y ansiosa. Anoche mi mamá cocinó para mí. COCINÓ PARA MÍ (y buena, para ella tb, aunque ya tenía comida). Lo resalto porque mi mamá cocina UNA VEZ AL AÑO (esta es su cuota de 2019). Así que ya podemos más o menos suponer su estado emocional respecto a mí.

Que es un poco exagerado, la verdad, porque estoy en un peso sano. Hoy aproveché la balanza para perros del veterinario (mi perro ha estado vomitando como loco así que ameritaba una chequeada) y nada, mi peso es normal para mi estatura. Se preocupa demasiado.

Mi desayuno fue diferente porque no había lo que suelo tomar. No tomé café, por la angustia que había venido sintiendo durante el fin de semana. Pero luego del almuerzo me tomé un heladito de café, no sé si eso cuenta.

Es curioso cómo le tengo terror a los platos de ensalada pero puedo tomar casi sin culpa un helado de hielo. A veces uno hipercalórico de leche, que me embota y llena mucho. Detesto las benditas 3 comidas importantes pero mis momentos de trampita azucarada no me molestan tanto y me generan menos ansiedad.

Supongo que entran en la lista de "alimentos seguros".

Bueno. Fallé también en la tarde.

Realmente soy mala en esto que estoy haciendo en la capacitación. El pobre profesor no me lo dijo, pero su cara lo decía todo. "Debes practicar mucho". Obvio, no tengo horas de vuelo, necesito practicar mucho lo que hago. Y no sé cómo practicar por mi cuenta.

Me duele la costilla, he vuelto a estar medio drogada por analgésicos. No es excusa para no rendir.

La verdad, hoy no tenía nada de ganas de ir a estudiar. Nada de ganas.

Ah, hablando de huesos, he aquí el más sexy de todos:

Caldito de res para mi perrito.

domingo, 10 de febrero de 2019

Piscina a tope



Quisiera estar siempre positiva y con fuerza para luchar por mis metas, las pocas que tengo. Pero a veces se me van las fuerzas.

Me siento sola. Estoy sola en casa, adolorida, con un plato de ensalada al costado que soy incapaz de comer porque recuerdo todas esas imágenes de gente esquelética o con un tubo nasogástrico ¡y me da tanta rabia no estar ahí, en su lugar! Mi mente pervertida me pide que bote el almuerzo, que lo esconda, que lo elimine... pero no puedo. Cuesta tanto que haya comida en casa, mi mamá se preocupa tanto por mí, mi hermana llora porque no me ve tan bien como quisiera... Y me esfuerzo. De verdad me esfuerzo por ser una niña buena. Pero a veces quisiera rebelarme y no ser tan obediente. Estar más sola y poder hacer lo que se me antoja con mi cuerpo.

Me limita la costilla. Si pudiera iría a correr, yo que nunca hago deportes porque me da flojera. Le temo a hacer deportes porque sé que es un desencadenante para medir mi cuerpo y querer bajar de peso, me conozco. Pero me siento tan... fallada.

Quizás es por la terapia de ayer. Quizás es porque de alguna forma mi yo de 13 años está aún en la superficie. Sé que no, he pasado tantas cosas en 17 años que sé que soy una persona diferente. Pero algo queda ahí, hay algo que no ha cambiado. Mi psicólogo me preguntó qué era, pero no supe qué responder. Todo cambia, incluso yo. Lo único que sigue ahí es mi depresión y mi anorexia o el TCA que sea que tengo. Que creo que tengo. Porque ni eso, no califico en nada.

A veces quisiera ser un diagnóstico, al menos eso me daría identidad. Pero por otro lado, no quiero que eso me limite.

A veces quisiera gritarle al mundo entero que no me siento bien, que paso por estas cosas, pero me da vergüenza que me critiquen. ¿Por qué alguien con cáncer puede contar su travesía hacia la recuperación, pero alguien como yo no puede? ¿Por qué tenemos que sufrir callados?

"Oye, ¿sabes qué? Me siento sola. Siento que nadie entiende lo que me está pasando. Bueno, casi nadie, estoy polarizando. Mi doctor lo entiende, Max lo entiende, la Marciana lo entiende. Pero no puedo hablar con ellos sobre esto. No puedo hablar. No puedo. No".

Ayer en terapia recordé cómo era. Sentía cierto equilibrio estando triste, callando al gusano de la angustia que vivía en mi pecho desde muy niña (al parecer nací así), y sentía que hablar era como vomitar: desparramar un contenido valioso que me ayudaba a mantener la piscina de mis emociones serena. Muchos años después encontré en escribir la forma de abrir mi mente a nuevas posibilidades y expresarme sin tener que volcar el torrente de mi corazón en un suelo que no necesariamente iba a germinar. Como si sacara el agua a cucharadas, lenta y pacíficamente. La piscina generaba ondas pero no rebalsaba, y daba espacio para que llegue más agua.

Hoy se me rebalsa y necesito escribir antes de tiempo.

Necesito callar para mantener la piscina quieta, inmóvil, segura. Pero no contaba con que la angustia me iba a hacer burbujas. Quiero volcar este dolor. Vomitar es la manera más gráfica para mí. Pero no quiero hacerlo, porque le tengo miedo al desastre. Al descontrol. Sin embargo, dentro de mí las cosas están removidas.

Quisiera volver a mi IMC de 13, o menos. No tener fuerzas ni sueños. Pero sentirme segura en ese pozo. Al menos saber que en algo soy buena: en hacerme daño, en controlar mi cuerpo y mi alimentación. En alejar a la gente de mí.

Callar. Aislarme. Deshumanizarme. Perder vínculos.

Ya lo estoy haciendo.

Porque estoy sola, casi no tengo amigos, ni planes para salir, la costilla no me ayuda, mi familia se estresa y se cansa de mí (¿quién no lo haría?), no quiero que mis pocos amigos me vean como soy porque temo su rechazo...

Le he mentido a mi hermana. Le dije que mi blog estaba cerrado al público, pero en realidad cualquiera puede leerlo. No me extrañaría, con lo lista que es, que sí lo esté chequeando y no me lo diga para mantener la ilusión de que tengo privacidad y pueda seguir expresándome sin filtros por aquí. Documentar honestamente este viaje. Me siento mal por esa mentira. Si se entera o si me enfrenta, se va a molestar, y le tengo miedo.

Estoy asustada de nuevo. El mundo es muy grande para mí. Es como ese juego en el que te metes en una especie de cilindro que gira y tú tienes que correr a su ritmo porque sino te caes y te haces daño. Ya, yo soy muy lenta, siempre me caigo y me hiero. Por eso le tenía miedo a ese juego y nunca me metía, porque las veces que lo hacía terminaba lastimada.

Para mí el mundo suele ser así. La temporada en que he podido seguirle el ritmo ha sido cuando menos he pensado en mis dificultades. Menos tiempo me he concentrado en mi paso, y más acompañada he estado. Sola y sin fuerzas para hablar se me hace más difícil.

No me entiendo. Porque la solución es simple, dolorosa pero simple. Y no quiero ir por ese camino porque no quiero sentir dolor.

Quizás todo esto está pasando por el café que me he tomado. 

sábado, 9 de febrero de 2019

Día 35/1000


Hoy comí bastante, en mi concepción de cantidades y calidad. Hubiera preferido dejar algo de la cena, pero la culpa, la estúpida culpa que siento cuando "me porto mal" (porque hay culpa por comer y hay culpa por no hacerlo) no me lo permitió. Así que me porté bien. Ahora me arde el estómago, pero no me pesa la conciencia por haber hecho travesuras.

En la tarde salimos a ver a mi abuela. Hoy la pude disfrutar más que otros días, no sé por qué. Me es un poco pesado visitarla porque ni se acuerda de mí, pero disfruté viendo contenta a mi mamá y mi hermana con ella. Es muy pícara y dulce a pesar de la demencia.

Ah. Estoy evitando ver a mi mejor amiga, que está de vuelta en la ciudad después de meses. No quiero que me vea. No quiero verla. En parte es porque quiero sufrir. En parte es porque me da vergüenza. Porque tuve estos deslices, porque le prometí que me portaría bien y no lo he hecho. Porque creo que no merece tener una amiga enferma psiquiátrica como yo. Y en el fondo quisiera que lo entienda y me busque -así me comportaba yo de niña, alejando a la gente como para probar su fidelidad. No entiendo mi necesidad de ahora. Supongo que es porque me estoy comportando en algunas cosas como cuando era más chica.




Hoy volví a tener terapia.

Pero esta vez no fue una avalancha de descubrimientos como la semana pasada, sino más bien una de emociones.

Debido al percance que tuve el otro día, mi doctor estaba interesado en ahondar en mi TCA ( si es que realmente tengo uno). Cabe destacar, y no sé si lo llegué a mencionar, que mi hermana descubrió que yo había vomitado el martes. No me pregunten cómo lo supo, porque a pesar de que fue un desastre el asunto de inodoro, igual cubrí todas mis huellas (O al menos eso es lo que creo), y ella no estaba ahí en casa cuando pasó. Bueno. El caso es que están preocupados, pero al menos no presionándome tantísimo. Algo de respiro.

En cambio, hoy sí hubo presión, pero felizmente guiada por el capo de mi psicólogo. Es que lo admiro mucho, hasta para guiarme hacia mis recuerdos más dolorosos es muy cuidadoso. Estábamos hablando del incidente y salió la pregunta "¿de qué te protegen esos pensamientos y esos hábitos?", así que fue directamente a la fuente a preguntarle.

A mi yo de 13 años.

Me pidió que por favor recordara la primera vez que sentí la necesidad de seguir bajando de peso y ver mis huesos. Recordé episodios de pequeña en los que me reforzaban el que se me notaran los omóplatos y hasta yo me convertía en una especie de payaso que hacía reír y sorprender a la gente porque manejaba bien mis "alitas", y también recordé episodios anteriores al que le conté, cuando noté que necesitaba dejar de comer para que algo bueno pase. Ahí, en el 2000, cuando todo empezó a manifestarse. Pero ese episodio del que le hablé a mi psicólogo, ese momento fugaz e insignificante en mi vida, fue un punto de quiebre para mí.

Ese día, creo, había regresado del colegio y me estaba pesando. Mi peso era menor al esperado pero no era extremo. Y yo deseaba pesar menos para pesar como la niña más delgada del salón (que siempre fue un atado de huesitos, hasta ahora. Su hermana es igual o hasta más flaca, y es modelo). Mi doctor me pidió que recordara mi contexto, y salieron a flote recuerdos de esa época que pude expresar con mi lenguaje de niña de 13 años. Sentí el mismo vacío, el mismo gusano de ansiedad, la misma tristeza y rabia por todos los cambios que sucedían a mi alrededor. Y descubrimos (o recordamos, porque quizás llegué a esa conclusión mientras estuve internada hace casi 10 años y ya no lo recuerdo), que la anorexia me defendía de mi rechazo al cambio. Cuando abrí los ojos, tenía la misma expresión de miedo y la misma postura encorvada y encogida de la niña asustada que quería esconderse o escapar. Esa que aún se apodera de mí, y que explica mis reacciones.

Durante estos días que vienen debo tener presentes mis pensamientos de entonces y ver si aflora alguno más. En la próxima terapia veremos una tarea que hice y que quiere desarrollar con mayor profundidad.

Sé que muchos no lo saben aún, pero cuando tienes un TCA no estamos hablando de que simplemente me da la gana de no alimentar mi cuerpo adecuadamente. Existe todo un trasfondo emocional y mental, un proceso, una estructura o esqueleto muy complejo armado con falacias, creencias sesgadas, momentos traumáticos y predisposición personal tan pero tan entreverado que al final, probablemente, nunca terminas de comprender. Y a veces es mejor: enfocarse en las causas entrampa y no permite avanzar del todo. No siempre, quiero decir, suele ser importante dejar ir y perdonar, pero darle demasiadas vueltas al por qué no permite tomar acciones.

Sin embargo, siempre creo importante pensar esto: nadie nace con un TCA. El TCA se desarrolla. Quiere decir que se aprende, se construye. Por lo tanto tiene componentes, y cada componente una valoración o significado. Para mí, bajar de peso significaba evitar cambios en una etapa en la que el mundo estaba avanzando más rápido de lo que yo podía seguirle el paso, y además respondía a mi necesidad de recibir afecto en un entorno casi hostil y marcado por el abandono y la indiferencia. Me generaba cierta tranquilidad que quería mantener. Con esto quiero decir que, en realidad, las situaciones, las emociones e incluso las personas tienen un significado variable que nosotros le adjudicamos en determinado momento. Pero que no necesariamente es el significado más saludable, o incluso, no es el significado habitual.

No comer para mí significa ser fuerte, resistir, ser diferente, ser valiosa, no cambiar, purificarme, ayudar a que pasen cosas buenas a mi alrededor, ser agradable.

¿Qué significa para tí?

viernes, 8 de febrero de 2019

"Aquí no pasó nada"

Este día no publiqué nada. Me olvidé por completo, o pensé que lo había hecho y no fue así.

Igual no sucedió nada demasiado relevante. Rutina, pensamientos, nada fuera de lo común.

Así que publicaré un poema que encontré en la portada de uno de mis cuadernos de cuando estaba en rehabilitación (mi primer internamiento). Se llama "Hay un hoyo en la banqueta", de Portia Nelson (haz clic en el nombre si es que quieres verlo online, con mejor caligrafía xD).


Este poema me recuerda lo importante de la práctica. Lo importante de la constancia para cambiar patrones de pensamiento y de conducta. Es la esencia de la terapia cognitivo-conductual, y como esa rama psicológica me ha ayudado tanto, creo en que es una gran aliada.

Paciencia y buen humor para el camino. Ningún cambio es drástico, esa fue la gran enseñanza de esa época.

Ahora creo que mi aprendizaje va más ligado con la linearidad del camino.

jueves, 7 de febrero de 2019

Sunset

Hoy mi mejor amigo J me fue a recoger de la capacitación (previo permiso de mi mamá) y nos fuimos a ver el sunset.


Es una tradición para nosotros verlo juntos aunque sea una vez al año. Así nos hicimos más amigos, mirando al sol ponerse y conversando de lo que nos afligía o alegraba. Pasamos muchas tardes así. Y esta no fue la excepción.

Es difícil estar con una persona enferma. Con alguien que no quiere cambiar su forma de ser, con alguien que no es consciente de que debe cambiar sus hábitos y pensamientos para funcionar mejor. Es difícil también manejar el dolor y la impotencia, tanto los que generan ver a alguien querido  haciéndose daño a sí mismo como el que generan las situaciones que nosotros, los que nos dañamos, no podemos manejar.

Hoy comí relativamente más calórico y canté mientras mi amigo tocaba la guitarra. Hoy recordé cómo se siente estar acompañada y socializar. Hoy recordé lo bueno que es tener amigos en quienes contar, aunque sea de vez en cuando. Que te conozcan, sepan de qué pie cojeas, y te cuiden.

J es artista y trotamundos, toca lindo la guitarra, pinta bonito y actúa bien. Me agrada su compañía y sus conversaciones. Me alegra la vida. Es de esas personas a las que quiero cuidar, pero en mi ignorancia social, mi ensimismamiento y miedo de dañar, termino alejando de alguna forma.

Me alegra saber que hemos superado la vaya del tiempo y la distancia. Tengo quizás 3 amigos así, y por eso sé que los puedo llamar amigos.

No como a la gente de la capacitación. Quisiera hacer más amigos pero prefiero calidad.


miércoles, 6 de febrero de 2019

Día 32/ 1000

Hoy regresé temprano a mi casa. Mi horario ha cambiado.

Vi al chico con el que solía salir en Julio- Agosto... ¿Qué rayos le vi? Probablemente que me dio bola. Eso le vi. Ay, Cristal.

Con la comida, hoy me he manejado con respeto. Me di cuenta después de cenar que mi corazón otra vez estaba apuradito. En el almuerzo no me di cuenta porque estaba distraída con el sabor (no me gustaba mucho). Hoy me llegó mi periodo (si es que a esto se le puede llamar periodo), así que eso explica por qué estaba con tantas ansias de dulces las últimas semanas.

Un profe nos ha dejado harta tarea para ir realizando durante el mes. Fuera del horario de clases. Así que estaré menos libre de lo que pensaba.

**************

Hoy vi mi material terapéutico adquirido en mi primer internamiento. Mis cuadernos, apuntes y hojas sueltas de terapias, diarios y todo lo relacionado con lo que pasé ahí. Sería muy bonito hacer un libro contando la experiencia, porque por lo que estoy percibiendo, mucha gente detesta el internamiento porque los fuerzan a comer y demás. A mí la que me obliga en estos momentos y me aumenta cantidades es mi mamá, pero ese es otro tema. Voy a dejar de comer dulces y café para normalizar mi ansiedad. El asunto es que creo que sería una historia que podría ayudar a muchas personas a verlo como una gran aventura en vez de una tortura. Aunque claro, si te ingresan con una sonda nasogástrica y te dejan abandonada a que pintes mandalas, yo también lo odiaría. Bueno, más o menos en eso consistió mi segundo intenamiento, y de no ser por las terapias con el psiquiatra, me aburría a más no poder y deseaba desesperadamente ver a mi ex y a mi familia.

Hoy estuve pensando un poco en la soledad. Es decir, la soledad de estar soltero. Ya no me afecta, ya me acostumbré, y no estoy en búsqueda de novio. Me siento bien así. Ya pasó mi síndrome de abstinencia. El pobre Max acaba de terminar una relación y está pasándola feo porque piensa muchas cosas de las que yo he puesto en este lugar, pero entre ellas el "extrañar que lo abracen, lo besen, lo acaricien". Yo también extraño eso, pero ya no lo siento indispensable para vivir. Es lindo estar enamorado, pero también tiene su encanto estar solo.

No me malinterpreten, me encantaría tener novio. Pero ya me hice a la idea de que no va a estar tan fácil. Primero, porque lo primordial es estar estable. "Si no te amas a ti mismo no le puedes dar amor a otros", sí, pero también es porque no quiero volverme dependiente emocional DE NUEVO, vivir en función de horarios compartidos y querer estar como chicle todo el día. Que es mi estilo, sí, pero también quisiera tener cosas propias que hacer.

Lo segundo, que es lo relativamente manejable, es que mi vida social es prácticamente nula. Y más ahora que estoy monitorizada y casi no puedo salir por temor a que aparezca El Mago por ahí y me rapte. Sí, ese es el temor de mi familia. No me urge, tampoco, tener vida social, pero a veces extraño ser un poco más normal.

Y aquí viene mi tercera razón por la cual me he hecho a la idea de que me toca estar soltera un buen tiempo: ¿Quién rayos se fijaría en una persona tan poco sencilla como yo? ¿QUIÉN RAYOS sería lo suficientemente valiente y a la vez masoquista como para meterse con una chica que en cualquier momento sale con dietas o se quiere desaparecer?

Quiero decir, he tenido épocas en que ninguna de las dos cosas han estado vigentes. Porque estar con pareja me ayudaba a sentirme querida y mantener esas conductas a raya. Pero si el monstruo ha mutado y ahora ni el apoyo de un compañero cercano me ha bastado, ¿qué pasaría?

Me voy a concentrar en mi entrenamiento, en sentirme más estable, en lograrme laboralmente, y luego, si el Universo quiere, me volveré a encontrar con ese doctor que vi de lejos en la clínica cuando fui a ver mi costilla y con el que me voy a casar. Espero. Jajajaja.

Si no logro nada de eso, me pintaré el pelo de morado y me haré con todos los perros y gatos que pueda.

martes, 5 de febrero de 2019

Después de la tormenta...

Listo.

Me porté mal.

Ya está.

A volver a contar desde cero.

"El proceso nunca es linear".
"No eres perfecta".
"Es esperable que tengas pequeños impases, lo importante es que sigas".

Qué difícil es tener paciencia y amor por una misma cuando haces las cosas mal.
.
.
.
Sobre los temas de mi terapia, he decidido no contarlos todo de frente sino dosificarlos. Ya están apuntados. Pero creo que me genera ansiedad tenerlos acumulados y eso me genera procrastinar el escribir. Así que evaluaré hacer un post bien largo y molesto que nadie leerá para satisfacer mi ansia perfeccionista,

Sobre hoy, ha sido una seguidilla de eventos que desencadenaron este episodio de purga:
  • En la mañana me tomé un helado de leche aparte de mi leche chocolatada.
  • La gestora del proyecto en el que estoy empezó a comentar que estaba muy flaca y mi cara chupada. No supe dónde meterme, sobre todo porque mi cuerpo no está tan delgado y vacío como en diciembre (que ella no me vio).
  • "El venezolano" me hizo dos comentarios sobre suicidio. Es decir, insinuando que no era una opción. Primero porque le pedí una pastilla y me dijo "no vayas a tomarte una sobredosis"; y luego sobre "cortarme las venas" por algo.
  • Cabe resaltar que me dibujé en mi brazo, justo donde tengo mis cicatrices de cortes: me hice un recordatorio de moverme poco porque estaba super adolorida de la costilla. Mala idea, porque llamaban más la atención de las marcas.
  • Uno de mis profesores se fijó en el dibujo que hice. Pero fue lo suficientemente educado como para no preguntar.
  • Comentarios y actitudes de mis compañeros. La de todos los días.
  • Me tuve que ver en video durante 20 minutos. La idea era determinar algunas cosas de lenguaje corporal. Así que todos tenían que evaluarme, pero en realidad me ignoraban. Me imagino que estaban cansados porque fui la última. Así que yo empecé a mirarme. Fea, pálida, con cara de vieja, con dos montañas en las caderas,  cero cintura, brazos llenitos y con inicios de celulitis. 

De regreso en mi casa había olvidado que el día fue así y se me ocurrió volver a tomarme un helado. Y dormí una siesta.

La cena ya no la toleré. "Demasiadas calorías, me siento muy llena". Ya estaba con un ataque de ansiedad cuando comía las verduras, mi corazón latía rapidísimo y no entendía por qué, pero no pensé en purgarme hasta que tomé el yogurt. Estúpido yogurt. Nunca más ese sabor de yogurt.

Obvio, le conté a mi psicólogo. Pensé que la racha había terminado. Me sentí hiper mal de estar hablando de recuperación y blah blah blah y tener este bajón. Pero ya está. No soy perfecta. 

Espero que nadie en casa se haya dado cuenta. Porque casi creo un desastre en el baño.

Mañana será otro día... supongo.

Oh- oh

Ayer y hoy han sido dos días de ansiedad. Sabe Dios qué me está pasando.

El punto es que acabo de cenar y tengo unos remordimientos horribles y un impulso por vomitar alucinante. He estado en el rango medio-inevitable de la purga, o sea, ya escuchando en mi cabeza y analizando las posibilidades de ser atrapada en el acto.

Estoy tratando de respirar hondo.

lunes, 4 de febrero de 2019

Post rápido



Ha sido un dia intenso. Por mi lado, todo tranquilo, hasta bueno. He estado entusiasmada. Sólo un poco apenada porque tres personas han venido a llorar conmigo y he sido soporte para ellos.

Esto es algo en lo que he estado pensando todo el día y de lo que he hablado también. Somos una mezcla compleja de ingredientes que componen un ser único. No podemos etiquetarnos. Nadie encaja del todo en una categoría, porque nadie está hecho con un molde. Es más: ¿Quieres sentirte mejor? Olvida tu diagnóstico. Olvídate de tu etiqueta. Eres simplemente tú, una persona, un crisol de posibilidades, un millón de componentes. Definirte con una frase sería injusto para el resto de elementos que están en ti. Vienes con dificultades y debilidades. Pero también con habilidades y oportunidades. Puedes ser lo que tú decides ser.
.

domingo, 3 de febrero de 2019

Día 29/ 1000

Día de relajo. Necesitaba descansar así. Hoy me ha dolido la costilla un poco más, quizás porque saqué a pasear a mi perro en la tardecita.

Hablé casi todo el día con Max. ¡Me cae tan bien! Ha sido muy paja encontrármelo tan inesperada y aleatoriamente en internet. Y me da mucho gusto tener a alguien más en mi vida :)

Aparte de eso, nada. Qué bien se siente no trabajar de vez en cuando y disfrutar del fin de semana como el resto de mortales.

Ya me va a pegar la situación cuando no tenga plata T_T

viernes, 1 de febrero de 2019

Día 27/ 1000

- Poner de mi parte. Hoy me esforcé más. Depende de mi actitud y de cómo quiero recibir los comentarios que me hacen. O soy mi aliada, o me friego mi futuro. Yo quiero resaltar y lograr un puesto, así que debo practicar más, todos me lo dicen.

- Ayudar a otros me ayuda a sentirme mejor. Mi experiencia no es la historia de más sufrimiento, pero definitivamente tengo armas para combatir a mis demonios y a la vez ayudar a otros a ver los suyos.

- Sigo queriendo estar super flaca. Estraño mi cuero esquelético. Rayos. Esa no es la vida a la que estoy destinada ni quiero tener, básicamente por mi familia. Pero caray, ¡me atrae tanto! Hoy casi me salto la cena. Pero luego mi mamá me preguntó, y seguro que si no veía que había menos verduras, me regañaba. Debo encontrar otra estrategia para bajar de peso, al menos mientras no pueda hacer ejercicios.

- No, Cristal, estas son ideas que te están metiendo las personas a las que sigues en Instagram. Las cuentas que ves están llenas de dulces para mi cerebrito distorsionado, no es saludable. Por favor, date cuenta de que estás imitando como mono.

- Estoy muerta de sueño. Reflexiones mañana.