miércoles, 16 de enero de 2019

Amordazada

Me acabo de tragar un vasito de cheesecake de fresa.

Mis intenciones de hacer caso con la comida no están funcionando. Mi cuello está grumoso, se me ven menos sombras. Tengo que dejar de comer. Pero no sé cómo, sin que implique botar comida o que se den cuenta.

Me estoy volviendo a sentir redonda en partes que ya estaban más planas, y eso no me gusta nada, nadita.

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Hoy tuve un incidente con una chica de la capacitación.

Escribí lo que sucedió pasados unos pocos minutos del evento, porque mi mente estaba llena de pensamientos de lo que me hubiera gustado decir y de lo que pensaba al respecto. Lo escribí en mi celular, así que no es necesario transcribir.

Hay dos cosas sobre mí para tener en cuenta y que se entienda el contexto:
1. Me cuesta mucho dar mi punto de vista emocional y defenderme. Puedo hacer disertaciones académicas pero si se trata de expresar mi molestia, soy un cero a la izquierda. Y eso que he mejorado con los años.

2. Tengo una especie de trauma con cierto tipo de música. Es que simplemente no la aguanto mucho rato. Lo peor es que no es que no me guste, lo que pasa es que la debo relacionar con mi adolescencia o algo tan pero tan desastroso que cuando la escucho me genera mucha ansiedad e irritabilidad. Mi mamá solía escuchar la radio por la que pasan esta música TODOS LOS DÍAS hasta hace muy poco porque se le malogró el aparato (lo cual ha significado cierto alivio para mí), pero digamos que me he pasado mi vida escuchando la música de los demás y callándolos porque me parece una forma de imponerse sobre mí, por tanto, una agresión. Soy muy sensible con los sonidos, de hecho he descubierto que cuando estoy desregulada (y por lo tanto propensa a la intolerancia) padezco de Misofonía.

El asunto es que entré al salón de clases y estaba una compañera escuchando música por la radio del salón. Todo bien si no fuera porque era esa emisora. Música romántica en español, dependencia emocional y clichés, Reik con Laura Pausini y Sin Bandera lamentando amores perdidos. Me encantan las baladas en inglés pero las que están en español no las aguanto. El asunto es que esta chica está entrenando para entrar a esa emisora. La ama. Por lo tanto, es natural para ella escuchar eso.

Para mí es casi tortura china.

Le pedí, tras un rato de escuchar la radio, que por favor la apagara porque ya les había comentado a los de la clase mi especial animadversión por ese tipo de música. Me dijo que lo haría, pero llegó el profesor y aún no lo hacía (el profesor parecía no darse cuenta de la música de ambiente). Así que yo le hice una mueca a un compañero para que me ayude insistiendo pues no quería ser la única y caer pesada.

La chica vio mis señas y se paró de su asiento para apagar la radio, hablándome mal. Recordé las palabras de mi psicólogo sobre lo de pelearme más y traté de dar mi punto de vista y defenderme.

Fue un fracaso, porque me calló instantáneamente.

"Tienes que aprender a pedir las cosas, dímelo en mi cara. No jodas. No todo debe girar alrededor de tí", me dijo.
"Brother, tú eres la que estaba escuchando música durante fácil una hora y ya te pedí apagarla y no lo hiciste. Además te expliqué lo que significa para mí esa música. Es casi tortura psicológica para mí", pensé.

Me quedé sintiéndome súper mal por su respuesta y su actitud, que me parecía injusta.
 
Traté de explicárselo, pero me cortó y me dijo "déjalo, no voy a discutir contigo sobre el tema, ya te dije".

Me quedé de una pieza, mirándola, y procedí a la retirada. Batalla perdida. Pero me quedé dándole vueltas al asunto.

"No quise ofenderte, pero también tengo un límite. No entiendo. ¿Pedir que apaguen la radio significa que yo soy conflictiva? ¿O es ser conflictiva no tolerar que te pidan eso? Yo sé que hay cosas que no tolero sobre sonidos y pido que por favor lo quiten. Me genera rabia cuando escucho esas cosas. Y suelo generarme problemas con mi hermana, y ahora con esta chica. Mi hermana para con la TV prendida todo el día, y pone su música y yo tengo que tolerarla, y felizmente voy aprendiendo. Mi mamá tb, con su música.
Esta compañera se la pasa hablando sola, lanzando exclamaciones, conversando, interrumpiendo a los profesores y a los que hablan y diciendo lisuras a cada rato.
¿Pero no es también responsabilidad del otro tolerar mi incomodidad y saber sus límites?
¿Qué rayos hago aquí en esta capacitación si prefiero el silencio a la música?"

Y es que se supone que la libertad de los demás termina donde empiezan los derechos del otro.

Sé que es una reverenda tontería, un detalle ínfimo, pero de esas cosas me compongo. Cuando escogí mi sobrenombre, Cristal, lo hice porque creo a veces que eso soy. Transparente y vulnerable.


Me pasé el día lo más callada posible. La verdad es que no tenía ganas de interactuar con nadie.
Y si no hubiera sido que en algunas ocasiones intervine cuando era necesario, nadie me habría dirigido la palabra hasta la hora de salida.

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Anoche también soñé con mi papá. O quizás era un símbolo de mi ex El Mago, no lo sé. Era de madrugada, se metía en mi casa (creo que también en mi cama) y trataba de convencerme de que quería volver (no sé si conmigo o con mi mamá, pero sí entendí que quería ser parte de la familia). Me generaba rechazo pero a la vez nostalgia. Le pedía que se fuera antes de que alguien se diera cuenta de que estaba ahí, que los podía despertar con sus pisadas y sus ruidos y que iba a ser motivo de discusión, pero parecía no importarle. En algún momento desapareció, creo que con la llegada del día, y mi mamá se dio cuenta de que hubo alguien en la casa porque dejo cosas fuera de su sitio a pesar de mis pedidos de que no lo haga.

Me sentí impotente al tratar de encubrir a una persona que no quería pasar desapercibida.

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Highlight del día: conversé bonito con El Vecino. Todo tranki. Me reí con sus bromas. Sus pies apuntaban hacia mí. Pero de nuevo, quería contar algo y no me dejaba hablar.

Le conté a mi hermana lo de los conflictos en la capacitación. Me dio consejos de "cómo defenderme elegantemente". No los retuve, pero sé que es una situación maestra para aprender. Es una valiente, la quiero mucho.

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