martes, 8 de enero de 2019

Día 3/1000

Hoy he gastado demasiado dinero en taxis.

Es eso, o que me pongan una técnica que me siga a todos lados (y que cobra más al día).

Yo las llamo ninjas. En mi internamiento de finales del 2017 lo parecían, al menos, porque nos asignaban una a cada paciente por turnos de doce horas, y siempre estaban ahí, atentas, mirando lo que hacíamos. Siguiéndonos calladitas. Mirando a una distancia prudente para dejarte iniciar tus movimientos pero seguirte y pararte antes del desastre. Aparecían de la nada, y algunas de ellas, dependiendo de su carácter, te animaban a hacer cosas para las que no tenías ganas. Como jugar vóley, o cartas. O pintar. O salir de tu cama.

Las que están fuera del internado, en cambio, son menos sigilosas, y más bien hay que estar guiándolas y explicándoles tu rutina. Porque sino andan perdidas en el espacio sin saber qué hacer para protegerte de la vida. Terminan mirando cómo tomas la siesta o esperando fuera de los salones de clases, como un perro. La diferencia es que con ellas me siento en la obligación de entretenerlas, de hablarles. Y yo me dedicaré al arte pero no me gusta conversar. Me expreso mejor hablándole al aire que a una persona concreta, no sé si me dejo entender.

Mi psicólogo y mi mamá me dicen que no estoy igual que en mi temporada de supervisión del año pasado, y sí, es verdad que estoy más libre. Al menos los días de semana.

Porque los sábados volveré a ir con guardaespaldas a animar shows.

*suspiro*

En la capacitación me sentí mejor de lo esperado. Aunque hubieron gestos que no me gustaron. Digo, si alguien hace un comentario del tipo "haciéndole notar una muletilla al profesor", queda como la heroína del salón, "ay, qué lista eres por notarlo"... Pero si lo hago yo, "ahí viene la pesada de Cristal". Al parecer, si las cosas vienen de mí tienen una connotación negativa. Pero no puedo ser del todo pesimista, también me tuvieron en cuenta en algo en lo que pensé que no me iban a pedir. Lo podría ver como que al menos tienen respeto de mi trabajo.

Hoy fui a grabar a la agencia, y salí arreglada como si fuera a ver al chico con el que salí unas semanas en julio. agosto del año pasado. Pero no estaba él. Resulta un poco embarazoso "poner la mejor cara" para demostrar que alguien ya no me importa, y que al final ese alguien ni te vea porque no está en la oficina. Patética.

De hecho, creo que como "no soy conveniente para ningún chico" y me encanta sufrir (esto sí no va entre comillas porque es literal), me paro fijando en prospectos imposibles. No disponibles emocionalmente, como el chico de la oficina, o en una relación, o gays. Juro que es inconsciente. Creo que, nuevamente, me conformo con migajas de cariño.

Le pedí a mi mamá que no me presione para comer. Pero me está presionando, y no me ayuda. "Sírvete más", "eso es muy poquito". Claro, para ella. En mí, siento cómo "me ensucio" por dentro y mi estómago se expande, y no me gusta. Y no quiero vomitar. Qué difícil es ser normal.

Nada más que sea interesante de contar. Los ánimos están tranquilos.

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