viernes, 1 de marzo de 2019

Un día como hoy me dieron de alta de mi primer internamiento

Mi vida empezó a cambiar a finales de noviembre de 2009. Mi comprometido proceso de recuperación duró 15 meses en los cuales aprendí cosas sin las cuales hoy estaría probablemente muerta. Y un día como hoy, hace 8 años, salí definitivamente de la "escuela de vida" y me lancé oficialmente al mundo real.

Puedo decir con absoluta certeza que recluirme esos meses en mi mente y mis emociones, y pasar por ese proceso doloroso de enfrentar miedos y ver debilidades para renacer como el Ave Fénix valió completamente la pena. Así me sentía yo, como un fénix que renace de sus cenizas, porque vaya que tuve que descomponer toda mi estructura mental, mis creencias sobre la vida, incluso indagar en recuerdos que podían ser vistos con otros ojos, y convertirme en mi mejor versión de mí misma.

Los años posteriores a ese internamiento han sido los más fáciles para mí. No porque no hubieran dificultades, sino porque ya no estaba perdida y sola: ya sabía más o menos qué hacer. Y funcionaba. Fui independiente, pude enfocarme en otras cosas que no eran mi eterna tristeza y necesidad de controlar mi cuerpo y lo que ingería... pero algo pasó.

Hubo algo que no pude gerenciar. Algún cambio trascendental o alguna verdad que no quería ver que me sumieron en un profundo hueco hace año y medio del cual aún no termino de salir.

Aún no sé qué pasó, pero sé que gracias a esos 15 meses tengo las herramientas, el apoyo y la experiencia para volver a flote y regresar a tener una vida productiva.

Las enfermedades mentales son así: en el momento en que menos te lo esperas, y si te confías, puedes recaer. Y el proceso para volver a estar bien no es linear, ni parejo, ni rápido, ni simple, ni constante.

Sin embargo, hay algo que creo firmemente: de no ser por ese internamiento, yo no estaría aquí. Porque cambió mi vida, cambió mi forma de ver el mundo y cambió mis expectativas. Experimenté nuevas emociones y sensaciones, y comprobé que podía vivir mejor.

Casi me muero. Podría no estar aquí en este momento si seguía atrapada en lo mismo. Y aquí me tienen, escribiendo.

Quizás no estoy en las mejores condiciones para decirlo y probablemente tampoco tengo la autoridad moral, pero el tratamiento funciona si realmente te enfocas y comprometes con él. Y en eso ando ahora: en tratar de enamorarme del mismo proceso de encontrarme a mí misma mientras acepto la realidad de mi contexto.

Agradezco a quienes me ayudaron y me ayudan y recomiendo 100% pedir ayuda y no dejar de buscar la que mejor funcione hasta que realmente veas los resultados..

Un día como hoy empezó mi vida nuevamente, renovada y dispuesta a luchar. Y esa actitud, aunque se ha desvanecido en el camino por cansancio, nostalgia o hastío, sigue ahí, tatuada en mí. Yo no la puedo olvidar.

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