Hay días en los que siento que todo es posible. No son la mayoría, pero los disfruto muchísimo porque se siente bien estar bien. Se siente como una brisa en el alma, un sol en el corazón, un par de ganchos en las comisuras de los labios que los jalan para arriba.
Pero hay otros días, cómo estos, en los que cualquier cosa
te tira para abajo. En los que, para lo poco que soy de llorar, pasa volando un
ave que me recuerda que ella no tiene la misma capacidad de raciocinio y
análisis que yo para ver sus problemas, y me pongo a llorar como magdalena
porque caray, me siento mal.
Me siento impotente, estoy asustada.
Tengo un proyecto que amo con todo mi corazón y con el que
creo que puedo hacer grandes cosas, pero tengo una socia que sólo se queja y
propone hacer cosas que finalmente me deja a mí el realizarlas. “hay que,
deberíamos, mira cómo hace fulana, debimos hacer esto antes”, es lo que me
dice. ¿Y cómo realizas tus sueños sin dinero, sin apoyo, sin contactos? ¿Cómo
hacer bien las cosas si no tienes las ganas de invertir y piensas más en
guardar dinero para luego nadar en él como Rico McPato en vez de usarlo y
hacerlo crecer? Y para colmo de males, ¿cómo consigues materiales si es
peligroso ir a mercados y demás lugares concurridos con la pandemia encima?
Cosa que, por cierto, tendría que hacer yo, porque mi socia no sabe manejarse
sola.
Me siento frustrada. No quiero cerrar mi negocio, no quiero
dejar de trabajar con ella, quiero que cambie, que madure, que vea sus errores
y trabaje por el bien común. Pero tengo miedo de que es hacia esto a lo que se
está dirigiendo el barco. Yo no tengo fuerza para capitanearlo sola, no tengo
la estabilidad emocional para enfrentar crisis como ésta a pesar de que tengo
todas las ganas de hacerlo crecer. Soy frágil, y me duele la traición y la
falta de compromiso.
A veces me pregunto si no soy yo la que está equivocada.
Quizás no es coincidencia de que a mi familia nos pasen cosas difíciles, que
los socios nos den la espalda, que el dinero escasee, que tengamos problemas
para manejar situaciones emocionales de manera eficiente. Quizás l mundo está
en lo correcto y yo debería cambiar y hacer lo que otros dicen, en vez de
guiarme por mi instinto y criterio. Quizás debería rendirme y sucumbir a la voluntad
de otros. Alienarme en aras de un bien mayor.
Quizás debería desaparecer por un tiempo hasta que la
tormenta se acabe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario